viernes, 23 de diciembre de 2011

¿Qué es la respiración?

Querido lector,

Desde hace algún tiempo vengo defendiendo lo importante que es el AMOR en toda relación interpersonal, pero ahora, al ver el texto que comparto más abajo contigo, quiero hacerte reflexionar sobre la cantidad de AMOR que hay en la relación que tienes contigo mismo/a, ¿cómo te respiras a tí mismo/a?

¿Cuántas veces te quedas sin respiración ante reveses de la vida, ante hechos inesperados, ante sorpresas inimaginables, ante tus propias reacciones y comportamientos? Cuando somos capaces de respirar en todas las situaciones, somos capaces de vivir la vida en el presente y saborearla más. También, cuando decidimos respirar bien somos capaces de estar más serenos, más despejados, más seguros de nosotros mismos; nos sentimos más capaces... ¡Es curioso, verdad!

He aquí el texto que quiero compartir contigo y que una gran amiga me ha hecho llegar. Confío en que sea de tu interés y que si crees de utilidad, lo compartas con tus contactos.

Un abrazo.

B.M.B.O.

¿Qué es la respiración?
La respiración es el vínculo entre  el alma y el cuerpo, entre el consciente y el subconsciente, es el proceso que da vida a tu organismo.

Son muchos los acontecimientos que a lo largo de la vida han ido limitando y contrayendo la respiración, el propio shock del nacimiento, la fase de desarrollo prenatal, si fuimos deseados o no, cual era la situación familiar (en ese estadio de desarrollo, sentíamos y percibíamos el mundo a través de los sentidos de nuestra madre).

También nos han influido todas las experiencias que crearon miedo, inseguridad, vergüenza y comparación en nuestras vidas; los juicios y opiniones de cómo debíamos actuar y comportarnos (para ser amados y/o aceptados).

Esos impactos dejaron sus huellas en la memoria celular del cuerpo, de modo que cualquier situación de peligro, inseguridad, o miedo en el presente la activa, generando una contracción o congelamiento de nuestra energía, así como de la respiración. A eso le llamamos bloqueo, y no es más que un síntoma de que la energía no circula, esta estancada.

Cuando eso sucede, el sistema emocional y mental, así como el físico, se disparan con la intención de hacer algo, de mejorar la situación como sea….

Intentando protegernos del sufrimiento, utilizamos las viejas estrategias que aprendimos para sobrevivir, todas ellas basadas en condicionamientos y enseñanzas que no son nuestra propia experiencia y que vienen cargadas de creencias, sufrimiento, culpa, mentiras y una gran dosis de miedo a crecer y a madurar individualmente.

La respiración hace de puente entre tu personalidad -quien tú crees que eres- y tu esencia -energía-. Cuando entre tu personalidad -creencias y hábitos de comportamiento- y tu esencia -lo que es verdad para ti, tus valores-, no hay armonía, no hay paz dentro de ti.

Cuerpo, mente y emociones funcionan como un todo orgánico, cualquier desequilibrio en uno de ellos afecta a los demás, produciendo un efecto dominó.

El sólo hecho de llevar una atención continuada y relajada a tu respiración, tiene el poder de armonizar y realinear el sistema orgánico, así como producir de modo natural una respiración profunda y relajada que te conecta con la esencia, con un universo lleno de posibilidades que está en tu interior.

Es un proceso de aceptación y comprensión de la dualidad, que te lleva al momento presente.

En ese espacio el ego y todo el sistema, se rinden al AMOR, a la esencia que habita dentro de ti, experimentando así el gozo y la magia de la vida. Esto te permite conectar con esos espacios en donde cuerpo, mente y emociones vibran en la misma sintonía.

La consciencia en la respiración, es un proceso de refinamiento que agudiza tus sentidos y despierta la consciencia dormida al momento presente, al aquí y ahora. Es ahí donde mejor te encuentras, donde está tu creatividad, tu mejor versión.







domingo, 18 de diciembre de 2011

¿Amor en el trabajo? ¡¡¡Estás de broma!!!

¿Tiene sentido el amor en el trabajo?, ¿cabe el AMOR en el día a día profesional?, ...y si cabe, ¿qué tipo de AMOR es?

Escrito con humildad, desde la auto observación y tras un profundo proceso de reflexión, quiero compartir contigo lo siguiente:
Creo que el amor sí cabe en el trabajo y además es tremendamente necesario. Eso sí, entendiéndolo como esa "energía" que permite construir relaciones interpersonales respetuosas, sanas, enriquecedoras y leales, siempre en beneficio del rendimiento de las personas y los equipos. 

Desde mi perspectiva, la diferecia pasa por cumplir a fondo y con absoluto compromiso personal con lo que dice Jorge Bucay en su libro Cuentos Para Pensar. Bucay define el amor como: “La desinteresada tarea de generar espacio para que el otro sea el que es”. Una definición que nada tiene que ver con la pegajosa y rosacea interpretación que hacemos de este término y que a veces tan saturados nos tiene.

Es decir, trabajar con compañeros en proyectos y enfrentarnos a retos desde la aceptación absoluta y profunda del “legítimo-otro”. Tener presente que este "legítimo-otro" tiene todo el derecho del mundo a ser como es, con lo que trae y aporta a las relaciones interpersonales de trabajo; con sus experiencias, vivencias, valores, principios y costumbres, los cuales definen su cultura profesional y que aliña con sus miedos, modelos mentales y sistemas de creencias.

Estos elementos, recogidos dentro de un contexto de “generosidad y aceptación” desinteresada, y vivido desde la satisfacción de “darse al otro” con responsabilidad y criterio para servirle (servir viene de ser válido; ser útil), estaremos actuando como catalizadores del auto descubrimiento profundo e íntimo del otro, el cual puede poner rumbo hacia su “mejor versión”, es decir, el potencial que hay en él/ella y que una vez descubierto puede ofrecer a la organización contribuyendo a un incipiente cambio cultural corporativo.

Cuando en el ámbito profesional invertimos nuestro tiempo, generosidad y aceptación del otro, y lo hacemos con una actitud de grandeza de corazón, con limpieza de intención, sin expectativas ocultas y de forma recíproca, estamos contribuyendo a que el amor entre en las empresas. Favorecer el desarrollo del potencial del otro, de su autoestima para que alcance su mejor versión y que así pueda ofrecerla al equipo del que forma parte, es obrar con amor dentro de la empresa y para la empresa. Además, todo esto contribuye a que el ambiente de trabajo mejore y haga que las horas que nos pasamos en la oficina sean más enriquecedoras y productivas.
Amor en el trabajo es enseñar a tus compañeros a superarse en sus responsabilidades y quehaceres del día a día, generándoles espacio de crecimiento y desarrollo, en vez de mermárselo por exigencias desmesuradas, egos, soberbias o ambiciones desbocadas. Es poner por delante el "factor humano" y su desarrollo hacia la excelencia en vez de acabar sometiéndoles a una voluntad jerárquica sin autoridad pero con poder ambicioso. 

Amor en el trabajo es ir a ver al compañero o miembro del equipo para apoyarle, trabajar junto a él, mostrarle camino, facilitar aprendizaje de forma permanente. Amor es perdonar un error y contribuir a la reflexion de atención y/o actitud que le llevará a poner el 100% de sí mismo en la siguiente oportunidad de desempeño, reforzando su autoestima y el compromiso con el proyecto empresarial (¡¡¡bastante tendrá con aguantarse a sí mismo en decepción interna –en la mayoría de los casos- durante un largo periodo!!!); amor en el trabajo es, apagar el fuego del resentimiento, de la envidia de salario, despacho, coche o bonus, cortar por lo sano con dimes y diretes, chismorreos y "radio-macutos", fuegos en el corazón que nos arden por dentro y queman por fuera cualquier relación con nuestros compañeros ya que el ego, la soberbia y la desconfianza acaban sino tiñendo toda comunicación y por consiguiente interrelación.

Cuando hay AMOR en el trabajo, se percibe alegría en los departamentos y el rendimiento se incrementa. Los reveses se comprenden mejor y todos contribuyen a encontrar soluciones a los problemas que afloran. El AMOR es base fundamental de la existencia humana, columna vertebral de la autoestima y la seguridad en uno mismo… es clave para la existencia de ese espacio en el que “puedo ser el que soy”, en el que me siento aceptado y, sin que me juzguen y sin que tenga que demostrar nada, puedo equivocarme y/o acertar, teniendo en ambos casos la posibilidad de seguir creciendo gracias al aprendizaje que me llevo para lo profesional (y lo personal) de la mano de quien me ayuda a aprovechar dicha circunstancia de forma positiva. La generosidad verdadera se percibe cuando ese espacio es permanentemente nutrido, cuidado, alimentado y desarrollado por los compañeros de trabajo.

Es importante matizar y dejar bien claro que este AMOR al que me refiero, nada tiene que ver con un ambiente "flower-power" en la oficina. Todo lo contrario, implicará compromiso, respeto, responsabilidad, honestidad individual, excelencia, superaciuón, humildad, sentido de pertenencia, aptitud y finalmente actitud.

El único AMOR en el que yo creo vale para todos los ámbitos de la vida, incluso para el trabajo.

Un abrazo.


lunes, 5 de diciembre de 2011

En el presente: ¿Ego o Aprendizaje?

En numerosas ocasiones dudamos de nosotros mismos en el momento de afrontar un reto, nos ponemos en entredicho sin que nadie nos lo pida y sin justificación algúna, somos nuestros peores jueces y ejercemos una fiscalía francamente hostil cuando hacemos ejercicios de “auto evaluación” tras muchas de las acciones emprendidas para alcanzar una meta... y total, para qué... ¿para torpedearnos a nosotros mismos?

Aprender “a base de golpes”, cosa que hacemos de forma “accidental” como consecuencia de un error una y otra vez, puede convertirse a la larga en un catálogo de complejos e inseguridades con consecuencias funestas para la autoestima de cada uno. También puede tornarse en una gran oportunidad de crecimiento sobre la base de la humildad que, compañera de una sana autoestima, nos permitirá obtener un aprendizaje como consecuencia de la apertura desplegada. Cuando aprendemos, acertamos; cuando nos mantenemos cerrados al aprendizaje es cuando más erramos. Para aprender, lo importante es aferrarse al presente, conectarnos al aquí-y-ahora…

Cuando te agobie algo por haber errado o por estar en un aprendizaje intenso, recuerda esto:

“Yo soy el ahora en esencia, no soy lo que pasa, soy el espacio donde todo pasa. Esa es mi identidad real” (Ekhart Tolle)

“¿Qué es lo real? Lo real es el cosmos y tu relación con él. Distinguir esa relación y trabajarla es el viaje en el que te encuentras” (Dr. Harry Morgan Moses)

Cualquier error o fallo, pertenece al pasado. Suelta tu pasado, libérate de esa atadura, no eres lo que erraste ni el ego que te impide aprender de aquello, eres quien eres haciendo lo que haces y con un mundo nuevo de aprendizajes por llegar: “Eres una posibilidad continua de ser” (Mario Alonso Puig) …así que agradece haber dejado atrás esa situación y abraza la oportunidad de crear un nuevo escenario cada día para lograr un aprendizaje a tu propia medida, en el presente, sin egos encadenados al pasado o al futuro (No me perdono ese fallo -del pasado-, ni me permito repetir el fallo -en el futuro-).

Empieza por agradecer todo lo que te pasa en la vida y pregúntale a tu ego lo siguiente: ¿Ego, para qué me haces sentirme tan mal ante un error, qué quieres conseguir con ello?, luego pregúntate a ti mismo/a ¿qué aprendizajes te ofrece esta situación por la que estas pasando? Todo esto hazlo en silencio, en intima conexión contigo mismo/a. Confío en que puedas encontrar respuestas. Estoy convencido que muy pronto lograrás lo que más te conviene para tu bienestar… de hecho, ya estás dando pasos.

Por mi parte, sólo añadir una frase que se me vino a la cabeza hace cuatro años y que es una llave que abre un poco nuestra mente: “En el presente absoluto, siempre todo sucede por primera vez” (Borja M.B.) …y por eso está permitido equivocarse, ya que tu histórico es irrelevante y así nada te condiciona, y tu futuro es intangible y mil circunstancias que se escapan de tu control pueden afectarle.

Un abrazo.

domingo, 4 de diciembre de 2011

¿Escuchas a tu cuerpo?, ¿Qué te dice?

Está demostrado científicamente que muchas de las enfermedades que padece el “ser humano civilizado” son la expresión del cuerpo diciendo lo que nosotros mismos nos empeñamos en ignorar de nosotros mismos. Cuando “no hay peor sordo que el que no quiere oír”, el cuerpo grita lo que en nuestro interior callamos y consciente o inconscientemente nos negamos a escuchar.
Hace poco, una buena amiga mía me envió por mail algo que ahora comparto con vosotros. A ella se lo envió alguien y a ese alguien, otro alguien. Al final con buen criterio y mejor inspiración en la redacción, creo que recoge mucha sabiduría.

Dice así:
La enfermedad es un conflicto entre la personalidad y el alma.
-      Muchas veces, el resfriado chorrea cuando el cuerpo es incapaz de llorar.
-      El dolor de garganta ahoga cuando es imposible comunicar las aflicciones.
-      El estómago arde cuando las rabias se quedan retenidas.
-      La diabetes invade cuando la soledad duele y falta dulzura en nuestra vida.
-      El cuerpo engorda cuando la insatisfacción crece y las emociones contenidas se acumulan.
-      El dolor de cabeza aprieta y deprime cuando las dudas aumentan y estas se agarran a pensamientos negativos.
-      El corazón afloja el ritmo cuando el sentido de la vida parece terminar y el pecho cruje cuando el orgullo esclaviza.
-      La presión arterial sube cuando el miedo aprisiona y el control nos obsesiona.
-      Las neurosis paralizan cuando el niño interior tiraniza.
-      La fiebre calienta cuando las defensas reconstruyen las dinamitadas fronteras de la inmunidad.
-      Las rodillas duelen cuando tu orgullo no se doblega.
-      El cáncer mata cuando te cansas de "vivir"… y vives sólo cuando decides amar a fondo todo lo que te sucede (a ti mismo y a los demás).

…y yo pregunto...

Y tus dolores callados ¿qué te dicen a través de tu cuerpo?

Desde mi punto de vista, creo que es muy difícil encontrar una persona positiva y equilibrada mentalmente que tenga permanentes dolores de cabeza como los que padece el triste, pesimista y victimista; es extraño encontrar una persona con úlcera y que a la vez esté a gusto con su momento vital, lo más seguro es que esté en rebeldía absoluta contra alguien o algo; qué raro es dar con alguien que viviendo con alegría tenga problemas de hipertensión, sin embargo es fácil encontrar gente con resentimiento y problemas de “corazón” yendo al cardiólogo; o alguien que tenga dolores de espalda y lleve una vida liviana de preocupaciones y cargas; también están aquellos a quienes les “pesa” algún tipo de carga de conciencia y tienen problemas de espalda.

Aunque hay excepciones que confirman la regla, es excepcional alguien que teniendo claro lo que quiere en su vida a nivel interno y profundo, tenga mala salud y el cuerpo vaya en contra de su deseo vital intimo; más bien todo lo contrario.

Los complejos, los miedos, las inseguridades, las desconfianzas, las bajas autoestimas, el abandono interior y los nervios se somatizan y dan paso a un cuerpo que grita con dolores de cuello, de espalda, de estómago, con catarros, infecciones, apendicitis, úlceras, estreñimientos, ronqueras, hipertensiones, dermatitis y un largo etcétera.

El final del texto que me envió mi amiga, dice así:

La enfermedad no es mala, te avisa que te estás equivocando de camino. Recuerda que “El camino a la felicidad no es recto”. Existen curvas llamadas equivocaciones, existen semáforos llamados amigos, luces de precaución llamadas familia, y todo se logra si tienes una rueda de repuesto llamada decisión, un potente motor llamado amor, un buen seguro llamado fe y abundante combustible llamado paciencia.

…y añado de nuevo…

Hace tiempo me prescribí el siguiente tratamiento que aún hoy cumplo escrupulosamente.

Prométete amarte a ti mismo y todo lo que la vida conlleva, ya sea favorable o adverso. Ábrete a aprendizajes, búscalos en cada cosa que te suceda, permítete un error, o dos, o tres y ríete de ti, piensa que es una oportunidad única para aparcar el “ego” y ver tu mejor lado humano. Agradece cada día y con él la posibilidad de hacer algo nuevo, es tu gran oportunidad diaria. Sé consciente de que muchos desearían tu vida y a veces la malgastas. Ayuda al que lo pasa mal y comparte algo sencillo con quién está bien; a los dos, míralos a los ojos con una mirada limpia. Ofrece tu mejor sonrisa cuando quieras recibir sonrisas, de lo contrario recibirás caras largas y malos modos. Si algo te cuesta y necesitas ayuda, pídela transmitiendo esa confianza que tú necesitas para acometer esa tarea que desconoces. Deja de quejarte de la situación y de verla como un problema, recuerda que si estas en ella eres parte del problema y por ello también eres parte de la solución. Y lo más importante, si algo te sale mal, en vez de culpabilizarte y auto flajelarte, perdónatelo y date el espacio para ofrecer tu mejor versión. Tu propio Amor a ti mismo te sanará y te sacará adelante.

Y ahora, para terminar, me gustaría hacerte una pregunta ¿qué tratamiento vas a prescribirte?

Un abrazo.

miércoles, 3 de agosto de 2011

¿Eres Positivo o No-Negativo?

El filósofo hindú Svami Prajnanpad, decía: “Eres el producto de tu entorno. Por eso no puedes ver nada que esté fuera de tus costumbres y de las convenciones sociales de que te has impregnado. Si quieres ver más allá, libérate antes de tu manera habitual de interpretar los hechos”. Pues bien, este es el primer paso para tomar conciencia de que podemos desarrollar un pensamiento positivo que nos permita ver el contexto desde otra perspectiva más posibilista y positiva.

Por suerte o por desgracia –depende de cómo lo veas- vivimos en una sociedad desarrollada inteligente pero que arrastra un gran lastre: la negatividad y el pesimismo actitudinal. Sin darnos cuenta nos hemos convertido en cómplices de “lo mal que está la cosa” por la manera en que encaramos los retos y las circunstancias que nos rodean. Ya nos hemos acostumbrado a escuchar y repetir incansablemente: “como la cosa no cambie, mal vamos”. Además, nos hacemos una y otra vez la misma pregunta: ¿Cuándo va a cambiar “la cosa”? Lo peligroso es que se nos olvida cuestionarnos lo más importante: ¿quién es “la cosa”? La respuesta es sencilla y escalofriante: todos y cada uno de nosotros somos “la cosa” y hacemos que “la cosa” esté siendo como está siendo. También hablamos de la cosa como algo ajeno que nada tiene que ver con nosotros.

Un estudio llevado a cabo por Randstad y publicado por Cinco Días pone de manifiesto que el 83% de los trabajadores valora como muy importante el ambiente de trabajo; también evidencia que un empleado motivado y con actitud positiva rinde un 87% más. ¿Qué tiene esto que ver con el pensamiento y la actitud positiva?

Desde que somos pequeños vamos creciendo y construyendo nuestro modelo mental de forma inconsciente. Lo hacemos sobre la base de la educación recibida, ciertos mensajes aprendidos, experiencias adquiridas, y todo ello en contextos variados (familia, amigos, colegio, universidad, trabajo, etc). Estos inputs nos han adulterado la manera fresca y espontánea de entender y relacionarnos con lo que sucede (la palabra adulto viene de adulterado). “Esto que te digo es la realidad”, es una afirmación que nos han martilleado infinitas veces hasta que la hemos aceptado por agotamiento. “La realidad” es simplemente el consenso de las creencias colectivas, nada más. Tristemente, y por lo general, nos imponen una sola manera de interpretar las cosas, y en la mayoría de los casos en clave negativa y pesimista. Es terrible, pero funcionamos con un modelo mental que parte de creencias limitantes y de una “mala educación” para interpretar los hechos.

Dejando al margen el autoengaño –sistema de defensa empleado por muchos-, debemos reconocer que vivimos en la cultura del “no”. Un NO limitante, generador de desconfianza y que torpedea la autoestima individual y colectiva. Un caldo de cultivo perfecto para el desasosiego, ya que debilita nuestro profundo y natural sentimiento de que “somos capaces”. Nos expresamos desde un modelo mental “no-negativo” en vez de hacerlo desde un modelo mental “positivo”. Queremos decir “ve despacio” y sin embargo decimos “no corras”; queremos decir “hazlo bien” y decimos “no te equivoques”; queremos decir “faltó poco para llegar a objetivos” y decimos “no hemos llegado a objetivos”; queremos decir “tengo otro punto de vista” y decimos “no estoy de acuerdo”; queremos decir “estoy de acuerdo” y decimos “no hay inconveniente”. Lo curioso de esto es que todos respondemos mejor cuando hablamos y nos hablan en positivo; lamentablemente estamos permanentemente hablando en no-negativo. ¡¡¡Qué paradójico!!!

Al hablar en “no-negativo” negamos tres veces en la misma verbalización. Por ejemplo, ante la expresión “No te equivoques”. A) “NO”: Negación dirigida a la persona y su autoestima. B) “TE EQUIVOQUES”. Pone el foco en la acción desaprobada, y C) Oculta la solución: “HAZLO BIEN”.
Ramón y Cajal decía que podemos esculpir nuestro cerebro, y creo que entiendo lo que quería decir. De esta manera, y haciendo una proyección al mundo profesional, hemos esculpido sólo un poco los cerebros de las personas que integran las empresas. Sólo hemos esculpido aspectos externos o habilidades (técnicas de negociación, técnicas de venta, gestión del tiempo, finanzas para no financieros, resolución de conflictos, presentaciones eficaces, etc…) y nos hemos olvidado del aspecto interno; esculpir, moldear y pulir la materia prima, la actitud y el pensamiento positivo asociado al ser humano y su manera “natural de ser”.

Tras las conferencias de pensamiento positivo que ofrezco, pido rellenen un cuestionario para obtener feedback. Una de las preguntas que hago es: ¿Crees que tu empresa presta atención a estos temas? En una escala de 1 (nada) a 5 (mucho), lo habitual es 1 ó 2. También pido que puntúen la utilidad de la conferencia taller y lo habitual es 4 ó 5. Y yo me pregunto: ¿En qué estamos pensando dentro del mundo de la empresa para estar así?

Un abrazo.

sábado, 19 de marzo de 2011

¿Coherencia solidaria?

En los últimos años hemos sido testigos de grandes catástrofes naturales. Un tsunami de grandes proporciones en Indonesia en 2006, con más de 270.000 muertos y desaparecidos; un terremoto devastador en Haití en 2010, con más de 200.000 muertos y desaparecidos. En ámbos casos, el sentido solidario del mundo entero se evidencia fuerte y musculado para asistir a la afligida raza humana que ha sido fuertemente zarandeada sobre la faz de la tierra. Conciertos benéficos, recaudaciones altruistas, tómbolas solidarias, representaciones teatrales y musicales con fondo de generosdad desbordante... y todo para ayudar a seres humanos en situación catastrófica... pero... echa un vistazo a este compendio de fotos de lo que ha sucedido en Japón...

iv style="width:425px" id="__ss_7295746">Japan 2011: …. dreams will never die – images of massive earthquake and tsunami in Japan with Diana Ross’s 'If we hold on together'


¿Dónde hemos dejado ese espíritu solidario ante la situación de Japón?, ¿Qué sucede en nuestro interior para que nuestro sentido de solidaridad varie tanto ante una catastrofé en Indonesia (tsunami) o Haití (terremoto), frente a una catastrofé -que suma y sobre pasa la potencia destructiva de las anteriores- de dimensiones desproporcionadas en Japón (tsunami + terremoto + desastre nuclear)?

En ámbos casos, estamos hablando de asistir a la raza humana en franca situación de desastre.

Creo que todos hemos "limpiado nuestra conciencia solidaria con Haití e Indonesia" y el destino nos ha evidenciado el cinismo social y solidario en el que estamos inmersos.

¿Dónde están los conciertos solidarios, las tómbolas generosas, las presentaciones benéficas para ayudar a una población de un país devastado como lo es ahora Japón?

Vivimos en una sociedad que vive en el autoengaño sobreargumentado de "razones altruistas", cuando en verdad deberíamos revisarnos -ya que somos parte de esta sociedad- nuestra escala de valores y principios para alcanzar la coherencia de una sincera y humana solidaridad con los desastres del prójimo, sucedan donde sucedan y afecten a quien afecten.

Propongo reflexionar sobre esto.

domingo, 13 de marzo de 2011

Un día en la vida de un coach.

Quiero compartir contigo un artículo que escribió Carmen Esteve después de hacer una jornada completa de ‘Job Shadowing’ – ‘Observación Profesional’. Confío que sea de tu interés.

Coaching es una disciplina procedente de los Estados Unidos, la cuál se está desarrollando en Europa y España en los últimos años. La base del éxito es una relación profesional continuada establecida entre el coach y el coachee (cliente). Coaching es un medio a través del cual se ayuda al cliente a explorar la totalidad de las posibilidades en el marco de su vida profesional, personal, incluso en el contexto de la empresa o negocios de las personas.

Coaching 360 ‘Rumbo al desarrollo personal’ - “Asiste a las personas a diseñar el rumbo de su crecimiento personal y su desarrollo profesional”. Borja Milans del Bosch es coach, fundador de Coaching 360, Presidente de Coaching Sin Fronteras y socio de Persona Global España. Este artículo está dedicado al seguimiento del Sr. Milans del Bosch durante un día cualquiera en su vida profesional, observando el desarrollo de sus habilidades como coach en diferentes marcos sociales y profesionales. Con este acercamiento tendremos una mejor visión y más entendimiento de las responsabilidades de esta profesión y, de este modo, conoceremos como se llevan a cabo en un corto pero intenso espacio de tiempo.

Por la mañana, Borja Milans asiste a una presentación del Centro de Investigación en Valores Sociales y Empresariales, (dependiente de la Fundación Tomás Pascual y Pilar Gómez Cuétara), donde colabora a nivel formativo con CIVESM desde 2008. El Centro ofrece un curso de Desarrollo Personal y Orientación Profesional con una misión muy clara: “convertiros en quien queráis ser”. Feedback de ex-alumnos que completaron el curso con éxito incluyen <<…este curso me ha aportado que cada momento es una oportunidad…>>, <<…gracias a los profesores y mis compañeros me he impregnado de energía positiva…>>. Un aspecto destacable del curso, es el compromiso en la reflexión y la oportunidad de intercambio de experiencias entre formadores y alumnos a nivel cognitivo, emocional y corporal.

Posteriormente a la presentación, acude a una reunión con el Director General con cargo de Principal de una empresa multinacional para ofrecer los servicios que la consultora Persona Global España tiene en cartera y de la cual es socio. El encargado de la parte comercial, Sr. Pedro Martín expone las 36 herramientas diferentes que la consultora puede brindar como compañía nacional, formando parte de una red internacional. Asimismo, Persona Global puede formar al personal de la compañía o vender los derechos de uso de dichas herramientas de desarrollo del potencial.

Posteriormente, en el contexto de coaching personal, tiene una sesión de coaching con un cliente, garantizando confianza y lealtad absoluta. La sesión empieza de un modo informal, ofreciendo un café seguido por un acercamiento emocional, un ‘abrazo’, intenso y largo, con el fin de relajar los mecanismos de defensa de la otra persona. <<… ¿Qué falta o qué sobra?; ¿Cómo te sientes?; ¿Cómo serías tú haciendo lo que tu quieres? Visualízalo; ¿Cómo serías feliz?...>>. Algo que me chocó como observadora, fue la manera de redirigir al coachee, cuando el mismo se autolimitaba con <<…tengo que; no puedo…;…es que no me dejan…;>>, hacia un lugar más amoroso, desde el cuál el cliente tomaba autoridad y responsabilidad por sí mismo, sin buscar maneras de ‘cómo’ no puedo, sino sabiendo el ‘qué’. El coach hace que la sesión fluya, protege a la persona, le da herramientas emocionales e intelectuales, para poder llegar al destino deseado. Sr. Milans del Bosch actúa como un espejo para el cliente, donde puede ver su camino a seguir, para crear una nueva realidad.

Una posible manera de terminar este breve artículo, que podría ser de extensión ilimitada, sería haciendo referencia a como el Sr. Milans del Bosch define amor propio: "date el espacio a ti mismo para ser quien eres", con estas palabras todos tenemos la oportunidad de reflexionar sobre el espacio que nos permitimos tener para ser quienes somos, es decir, para amarnos a nosotros mismos, y así conseguir nuestro objetivo de consciencia colectiva, que es, sin duda alguna, ser felices.


Carmen Esteve

Psicóloga y Profesora

Barcelona Noviembre 2010

sábado, 12 de marzo de 2011

SYPT

En el libro “Cuentos Para Pensar” de Jorge Bucay, en las primeras páginas, hay una definición de un término que hoy por hoy está bastante manoseado, prostituido e incluso tal vez arrinconado en muchas de las relaciones interpersonales que mantenemos. Este término que define Bucay, sufre y padece tanto a nivel profesional como a nivel personal. Sigo reflexionando sobre esa definición cinco años después de haberla leído. Dice así, “Amor: La desinteresada tarea de generar espacio para que el otro sea el que es”.


¿Qué tiene esto que ver con coaching? ¡Pues todo! En nuestra labor de coaches, en el proceso de acompañamiento que realizamos de forma leal, comprometida y siempre confidencial, entramos de cabeza en “la desinteresada tarea de generar espacio para que el otro sea el que es”, para que diseñe y alcance su mejor versión. Consideramos a nuestros coachees como un “otro legítimo” a los que aceptamos plenamente y con generosidad, sin juzgarles, sin opinar sobre ellos y los modelos mentales que traen; creamos el espacio para que cada uno “sea el que es”, trayendo a la superficie, desde la responsabilidad y en esa relación de crecimiento, el mayor y mejor potencial que hay en su interior.


Para ello debemos tener altura moral y valía profesional. Trabajamos desde el compromiso propio de ofrecer lo mejor de nuestras habilidades y capacidades como “conversadores de contraste” para que cada coacheado pueda mirarse en el espejo en el que nos convertimos y encuentre así lo mejor de sí mismo.


Ser coach nos exige querernos, buscar recovecos personales en los que encontrar autenticidad como personas y profesionales, nos exige crecer permanentemente, ser humildes, llanos, de fácil empatía y confianza, flexibles y ofrecernos con “amor” para que nuestros clientes crezcan en ese espacio que generamos y en el que se miran.


¿Tratar con amor a un cliente? ¡Sí!, ¿Crear espacio desinteresadamente para que un cliente se mire y crezca?, ¡Sí!


Cualquier ser humano esta llamado a ser amoroso, aceptando al otro, ayudándole a crecer y acompañándole en el viaje de alcanzar su mejor versión gracias a ese contexto generado desinteresadamente. Sin embargo algo que debería ser universal, se convierte en una profesión de gran proyección y profunda metodología. Ofrecemos herramientas, provocamos reflexión, incitamos a la acción, encendemos mechas de potencial y nos alegramos cuando el coachee (cliente) logra un resultado extraordinario que nutre su autoconfianza. Creemos plenamente en las posibilidades del otro porque previamente hemos creído en las nuestras, y es por esto por lo que al mirarse en el espejo en el que nos convertimos, se sienten capaces.


Podemos decir que, comprometidos con el desarrollo de nuestro propio potencial, hacemos y buscamos lo mejor de nosotros mismos para que el otro crezca, es decir, partimos de trabajarnos nuestro crecimiento para ponerlo al servicio del “legítimo otro”. Es aquí cuando “Soy Yo Para Ti” (SYPT) cobra sentido.


Sin embargo, siendo esto lo que todos deseamos, vivimos, trabajamos y damos sentido de existencia a una sociedad en la que se produce todo lo contrario en gran parte de nuestras relaciones de trabajo, amistad, familia y de pareja.


Entramos en ámbitos de “querer” (exigencia) en vez de “amar” (generosidad y aceptación). En el ámbito afectivo y privado estaríamos en el discurso de: Te quiero como posesión, te quiero como yo quiero que seas para mi, te quiero de una forma que me conviene, me niego a aceptarte tal cual eres, quiero que seas para mí y mis intereses de la manera que más me conviene. En el ámbito profesional estaríamos en el discurso de: Quiero que ese compañero de trabajo fracase, quiero el espacio del otro para satisfacer mi ambición, quiero tener y poseer este o aquel proyecto para que el otro no tenga ni la oportunidad de reconocimiento y/o éxito. En todos los ámbitos, nos convertimos en invasores, rompemos los códigos éticos de convivencia haciendo que el respeto, la empatía, la flexibilidad y el contexto de crecimiento salten por los aires y, lejos de lograr mejoría y desarrollo, logramos que todo quede constreñido, truncado, castrado.


Si aplicamos un poco de SYPT (Soy Yo Para Ti) comprometiéndonos con el desarrollo de la mejor versión de cada uno –como persona y profesional- y se la ofrecemos a “otros legítimos” para su crecimiento, estaremos contribuyendo a la recuperación del amor para nuestro bienestar y por ende, de la sociedad que conformamos. Estaremos fomentando un amor que construye y deja de succionar, un amor que facilita el desarrollo de aquellos con los que interactuamos, un amor que mejora a otros y nos mejora a nosotros.


¡Soy Yo Para Ti!

P.S. Dedicado a CSM, quién lo despertó en mi y a quien admiro.

martes, 15 de febrero de 2011

El Examen del Triple Filtro

En numerosas ocasiones caemos en conversaciones que derivan en críticas, chismorreos, medias verdades, interpretaciones parciales y juicios vanos y gratuitos de lo más despiadados. Es como si nos convirtiésemos en verdugos e hiciéramos pasar a algún conocido, amigo o familiar por el cadalso, camino de una pendular experiencia con una soga, a paso lento, empujado por sordos golpes de tambor en agónico redoble. Sin posibilidad de defensa, con el comentario de uno, se enciende el otro y el de más allá, que un cuarto, con una aportación extra, agranda la onda expansiva de la opinión y acabamos entrando todos al trapo, volviéndonos locos en un mar de críticas sobre una "víctima" acorralada, indefensa y además ausente por lo general.

La historia que ahora comparto con vosotros, se cuenta de Sócrates, y pido que la tengamos presente cuando en nuestro entorno y/o en las reuniones sociales en las que participemos, estemos en la tentación de caer en el juicio fácil, la crítica, el despellejamiento público o la simple "mal dicencia" de quien sea. La historia dice así:

En la antigua Grecia, Sócrates fue famoso por su sabiduría y por el gran respeto que profesaba a todos. Un día un conocido se encontró con el gran filósofo y le dijo:

¿Sabes lo que escuché acerca de tu amigo?
Espera un minuto -replicó Sócrates-. Antes de decirme nada quisiera que pasaras un pequeño examen. Yo lo llamo el examen del triple filtro.

¿Triple filtro?
Correcto -continuó Sócrates-. Antes de que me hables sobre mi amigo, puede ser una buena idea filtrar tres veces lo que vas a decir, es por eso que lo llamo el examen del triple filtro.

El primer Filtro es el de la Verdad. ¿Estás absolutamente seguro de que lo que vas a decirme es cierto?
No -dijo el hombre-, realmente solo escuché sobre eso y...

Está bien -dijo Sócrates-. Entonces realmente no sabes si es cierto o no.
Ahora permíteme aplicar el segundo filtro, el Filtro de la Bondad. ¿Es algo bueno lo que vas a decirme de mi amigo?
No, por el contrario...
Entonces, deseas decirme algo malo sobre él, pero no estás seguro de que sea cierto.

Pero podría querer escucharlo porque queda un filtro: el Filtro de la Utilidad.
¿Me servirá de algo saber lo que vas a decirme de mi amigo?
No, la verdad es que no.

Bien -concluyó Sócrates-, si lo que deseas decirme no es cierto, ni bueno, e incluso no es útil ¿para qué querría saberlo?


Estoy convencido que si aplicamos estos filtros en nuestras conversaciones, nuestras relaciones sociales serían más limpias, más sanas y sobre todo más auténticas. El respeto cobraría fuerza y la aceptación del "legitimo otro" nos haría comprender cuan fácil es convivir y lo mucho que nos lo complicamos.

Cuando criticamos, estamos enjuiciando, y para enjuiciar hacen falta pruebas, hechos, datos concretos y específicos, veraces y contrastables… no valen interpretaciones convenidas, otros juicios tomados de terceras personas y emitidos como propios. Seamos responsables en nuestras relaciones, juguemos limpio. Muchas veces un silencio puede decir mucho más y compromete mucho menos.

¡Sé el cambio que quieres en el mundo!... como decía Ghandí.

sábado, 8 de enero de 2011

La Habitación de Cristal.

Quiero compartir con vosotros un método que empleo con frecuencia para tomar distancia con ciertas situaciones y ganar objetividad en la comunicación, una herramienta que facilita a mis coachees la posibilidad de observarse en una situación que les afecte. En el fondo se trata de un "cambio de observador". Lo llamo "La Habitación de Cristal" y es sencillo, al menos desde mi punto de vista.

Imagina una habitación sencilla, con su puerta, una mesa, dos sillas frente a frente... nada más. Las paredes de esta habitación son de cristal: la parte que va desde el suelo y hasta una altura de metro y medio, e
stá empapelada y el resto de la pared, hasta el techo, es de cristál. El techo también es de cristal y el suelo, por supuesto es opaco.

Utiliza tu imaginación y piensa que eres un gran ojo que, sin juzgar, todo lo observa desde el techo. El ejercicio consiste ver entrar en la habitación, "a vista de pájaro", a nuestro/a interlocutor/a (o persona con la que queremos resolver una situación concreta de entendimiento y/o comunicación) y esperar a que se siente. De esta manera podremos observar su actitud, disposición, manera de desenvolverse, la postura que (imaginariamente) adopta al sentarse en una de las sillas frente a la mesa; limítate a observar con la mente cómo se comporta, evita cualquier
tipo de juicio. Recuerda que eres un "objetivo de cámara" y así "miras".

Llegado a este punto y gracias a las paredes y techo de crital, que nos permiten observar con objetividad, nos preguntaremos, ¿cuál es el modelo mental de esta persona, que condicionantes culturales y educacionales trae?, ¿qué elementos de su vida o día a día le están haciendo ser como esta siendo en este momento?, ¿qué gano etiquetándolo desde mi perspectiva y modelo mental?, ¿favorecerá o perjudicará mi relación con él/ella de cara al futuro? Probablemente te encuentres con infinidad de respuestas. Anótalas todas; hazlo con honestidad.

Ahora damos un paso más... nos vemos a nosotros mismos entrando en la habitación y ocupando la silla que queda libre. Repetiremos el proceso anterior observando nuestra propia manera de desenvolvernos, disposición, modelo mental, actitud y nos preguntaremos de nuevo ¿qué elementos de mi vída y día a día me están haciendo ser como estoy siendo en este momento? ...y ¿de qué manera me puede estar etiquetanto la otra persona? ...e iremos anotando las respuestas que vayamos encontrando. Te recomiendo anotarlas; házlo desde la honestidad hacia ti mismo/a.

Cuando tengas las respuestas de ambas partes, respuestas que tu mismo habrás construido con algo más de objetividad, podrás ponerlas unas frente a otras y ver los puntos de coincidencia o divergencia que hay. Ese será el punto de partida... para abordar una conversación para mejorar una relación de comunicación con alguién y evitar caer en los enganchones. Es importante que tengas en cuenta los modelos mentales y sistemas de creencias de los interlocutores, es decir, "desde dónde hablan". Con esta información podrás "sugerir-te" -siempre con sentido constructivo- a ti, como protagonista, qué actitud es más favorable o menos perjudicial (valiosa al fin y al cabo) para mantener una conversación productiva.

Al final, cuando logras aparcar "posturas emocionales" y te atreves a "soplarte al oido" aquello que mejor contribuiría al desarrollo constructivo de esa conversación -gracias a tu propia ayuda objetiva- lograrás exponer lo que necesitas y lo que esperas de la otra persona; te darás cuenta que resolver algunas situaciones de comunicación es más sencillo de lo que parece.

Acuérdate de practicar esto poco a poco, empieza por situaciones sencillas, por relaciones de comunicación más o menos fáciles. Será como ir al gimnasio.

viernes, 7 de enero de 2011

Las Interpretaciones

El filósofo hindú Svami Prajnanpad, decía: “Eres el producto de tu entorno. Por eso no puedes ver nada que esté fuera de tus costumbres y de las convenciones sociales de que te has impregnado. Si quieres ver más allá, libérate antes de tu manera habitual de interpretar los hechos”.


¿Te suena la expresión “yo sé cuál es la realidad”?, ¿la has escuchado o dicho alguna vez? “La realidad” es sólo nuestra manera, tú manera, la manera en que interpretas los hechos y los acontecimientos que te suceden día a día y el modo en que te relacionas con ellos.


Desde que somos pequeños vamos construyendo nuestro modelo mental de forma inconsciente sobre la base de ciertos mensajes recibidos, experiencias vividas, contextos estudiantiles, universitarios, profesionales y sociales en los que nos hemos desenvuelto, y ello nos ha “condicionado” para ver las cosas desde “una sola perspectiva”, la perspectiva o manera de interpretar las cosas que nuestro modelo mental nos permite.


La forma en cómo juzgamos y etiquetamos lo que acontece nos abrirá o cerrará posibilidades de vivir con mayor felicidad o de enfrentarnos a las cosas de forma beneficiosa, provechosa y constructiva para nuestro ánimo, o bien todo lo contrario. En el mundo en el que vivimos, existen seis mil quinientos millones de realidades, seis mil quinientos millones de maneras de interpretar los hechos y de vivir. Partiendo de estas premisas, ¿quién tiene razón?, ¿quién está equivocado?


Para construir el hábito de Pensar en Positivo debemos tomar conciencia de que existen otras formas de ver las mismas cosas, maneras de interpretar lo que sucede desde perspectivas que nos van a ayudar a autogenerarnos bienestar emocional y serenidad, lo que nos va a ayudar a ser más felices. ¿Qué harías si descubrieras que puedes reconstruir tu modelo mental hacia uno más positivo, beneficioso para ti, tu bienestar y tu felicidad?, ¿probarías?