viernes, 23 de diciembre de 2011

¿Qué es la respiración?

Querido lector,

Desde hace algún tiempo vengo defendiendo lo importante que es el AMOR en toda relación interpersonal, pero ahora, al ver el texto que comparto más abajo contigo, quiero hacerte reflexionar sobre la cantidad de AMOR que hay en la relación que tienes contigo mismo/a, ¿cómo te respiras a tí mismo/a?

¿Cuántas veces te quedas sin respiración ante reveses de la vida, ante hechos inesperados, ante sorpresas inimaginables, ante tus propias reacciones y comportamientos? Cuando somos capaces de respirar en todas las situaciones, somos capaces de vivir la vida en el presente y saborearla más. También, cuando decidimos respirar bien somos capaces de estar más serenos, más despejados, más seguros de nosotros mismos; nos sentimos más capaces... ¡Es curioso, verdad!

He aquí el texto que quiero compartir contigo y que una gran amiga me ha hecho llegar. Confío en que sea de tu interés y que si crees de utilidad, lo compartas con tus contactos.

Un abrazo.

B.M.B.O.

¿Qué es la respiración?
La respiración es el vínculo entre  el alma y el cuerpo, entre el consciente y el subconsciente, es el proceso que da vida a tu organismo.

Son muchos los acontecimientos que a lo largo de la vida han ido limitando y contrayendo la respiración, el propio shock del nacimiento, la fase de desarrollo prenatal, si fuimos deseados o no, cual era la situación familiar (en ese estadio de desarrollo, sentíamos y percibíamos el mundo a través de los sentidos de nuestra madre).

También nos han influido todas las experiencias que crearon miedo, inseguridad, vergüenza y comparación en nuestras vidas; los juicios y opiniones de cómo debíamos actuar y comportarnos (para ser amados y/o aceptados).

Esos impactos dejaron sus huellas en la memoria celular del cuerpo, de modo que cualquier situación de peligro, inseguridad, o miedo en el presente la activa, generando una contracción o congelamiento de nuestra energía, así como de la respiración. A eso le llamamos bloqueo, y no es más que un síntoma de que la energía no circula, esta estancada.

Cuando eso sucede, el sistema emocional y mental, así como el físico, se disparan con la intención de hacer algo, de mejorar la situación como sea….

Intentando protegernos del sufrimiento, utilizamos las viejas estrategias que aprendimos para sobrevivir, todas ellas basadas en condicionamientos y enseñanzas que no son nuestra propia experiencia y que vienen cargadas de creencias, sufrimiento, culpa, mentiras y una gran dosis de miedo a crecer y a madurar individualmente.

La respiración hace de puente entre tu personalidad -quien tú crees que eres- y tu esencia -energía-. Cuando entre tu personalidad -creencias y hábitos de comportamiento- y tu esencia -lo que es verdad para ti, tus valores-, no hay armonía, no hay paz dentro de ti.

Cuerpo, mente y emociones funcionan como un todo orgánico, cualquier desequilibrio en uno de ellos afecta a los demás, produciendo un efecto dominó.

El sólo hecho de llevar una atención continuada y relajada a tu respiración, tiene el poder de armonizar y realinear el sistema orgánico, así como producir de modo natural una respiración profunda y relajada que te conecta con la esencia, con un universo lleno de posibilidades que está en tu interior.

Es un proceso de aceptación y comprensión de la dualidad, que te lleva al momento presente.

En ese espacio el ego y todo el sistema, se rinden al AMOR, a la esencia que habita dentro de ti, experimentando así el gozo y la magia de la vida. Esto te permite conectar con esos espacios en donde cuerpo, mente y emociones vibran en la misma sintonía.

La consciencia en la respiración, es un proceso de refinamiento que agudiza tus sentidos y despierta la consciencia dormida al momento presente, al aquí y ahora. Es ahí donde mejor te encuentras, donde está tu creatividad, tu mejor versión.







domingo, 18 de diciembre de 2011

¿Amor en el trabajo? ¡¡¡Estás de broma!!!

¿Tiene sentido el amor en el trabajo?, ¿cabe el AMOR en el día a día profesional?, ...y si cabe, ¿qué tipo de AMOR es?

Escrito con humildad, desde la auto observación y tras un profundo proceso de reflexión, quiero compartir contigo lo siguiente:
Creo que el amor sí cabe en el trabajo y además es tremendamente necesario. Eso sí, entendiéndolo como esa "energía" que permite construir relaciones interpersonales respetuosas, sanas, enriquecedoras y leales, siempre en beneficio del rendimiento de las personas y los equipos. 

Desde mi perspectiva, la diferecia pasa por cumplir a fondo y con absoluto compromiso personal con lo que dice Jorge Bucay en su libro Cuentos Para Pensar. Bucay define el amor como: “La desinteresada tarea de generar espacio para que el otro sea el que es”. Una definición que nada tiene que ver con la pegajosa y rosacea interpretación que hacemos de este término y que a veces tan saturados nos tiene.

Es decir, trabajar con compañeros en proyectos y enfrentarnos a retos desde la aceptación absoluta y profunda del “legítimo-otro”. Tener presente que este "legítimo-otro" tiene todo el derecho del mundo a ser como es, con lo que trae y aporta a las relaciones interpersonales de trabajo; con sus experiencias, vivencias, valores, principios y costumbres, los cuales definen su cultura profesional y que aliña con sus miedos, modelos mentales y sistemas de creencias.

Estos elementos, recogidos dentro de un contexto de “generosidad y aceptación” desinteresada, y vivido desde la satisfacción de “darse al otro” con responsabilidad y criterio para servirle (servir viene de ser válido; ser útil), estaremos actuando como catalizadores del auto descubrimiento profundo e íntimo del otro, el cual puede poner rumbo hacia su “mejor versión”, es decir, el potencial que hay en él/ella y que una vez descubierto puede ofrecer a la organización contribuyendo a un incipiente cambio cultural corporativo.

Cuando en el ámbito profesional invertimos nuestro tiempo, generosidad y aceptación del otro, y lo hacemos con una actitud de grandeza de corazón, con limpieza de intención, sin expectativas ocultas y de forma recíproca, estamos contribuyendo a que el amor entre en las empresas. Favorecer el desarrollo del potencial del otro, de su autoestima para que alcance su mejor versión y que así pueda ofrecerla al equipo del que forma parte, es obrar con amor dentro de la empresa y para la empresa. Además, todo esto contribuye a que el ambiente de trabajo mejore y haga que las horas que nos pasamos en la oficina sean más enriquecedoras y productivas.
Amor en el trabajo es enseñar a tus compañeros a superarse en sus responsabilidades y quehaceres del día a día, generándoles espacio de crecimiento y desarrollo, en vez de mermárselo por exigencias desmesuradas, egos, soberbias o ambiciones desbocadas. Es poner por delante el "factor humano" y su desarrollo hacia la excelencia en vez de acabar sometiéndoles a una voluntad jerárquica sin autoridad pero con poder ambicioso. 

Amor en el trabajo es ir a ver al compañero o miembro del equipo para apoyarle, trabajar junto a él, mostrarle camino, facilitar aprendizaje de forma permanente. Amor es perdonar un error y contribuir a la reflexion de atención y/o actitud que le llevará a poner el 100% de sí mismo en la siguiente oportunidad de desempeño, reforzando su autoestima y el compromiso con el proyecto empresarial (¡¡¡bastante tendrá con aguantarse a sí mismo en decepción interna –en la mayoría de los casos- durante un largo periodo!!!); amor en el trabajo es, apagar el fuego del resentimiento, de la envidia de salario, despacho, coche o bonus, cortar por lo sano con dimes y diretes, chismorreos y "radio-macutos", fuegos en el corazón que nos arden por dentro y queman por fuera cualquier relación con nuestros compañeros ya que el ego, la soberbia y la desconfianza acaban sino tiñendo toda comunicación y por consiguiente interrelación.

Cuando hay AMOR en el trabajo, se percibe alegría en los departamentos y el rendimiento se incrementa. Los reveses se comprenden mejor y todos contribuyen a encontrar soluciones a los problemas que afloran. El AMOR es base fundamental de la existencia humana, columna vertebral de la autoestima y la seguridad en uno mismo… es clave para la existencia de ese espacio en el que “puedo ser el que soy”, en el que me siento aceptado y, sin que me juzguen y sin que tenga que demostrar nada, puedo equivocarme y/o acertar, teniendo en ambos casos la posibilidad de seguir creciendo gracias al aprendizaje que me llevo para lo profesional (y lo personal) de la mano de quien me ayuda a aprovechar dicha circunstancia de forma positiva. La generosidad verdadera se percibe cuando ese espacio es permanentemente nutrido, cuidado, alimentado y desarrollado por los compañeros de trabajo.

Es importante matizar y dejar bien claro que este AMOR al que me refiero, nada tiene que ver con un ambiente "flower-power" en la oficina. Todo lo contrario, implicará compromiso, respeto, responsabilidad, honestidad individual, excelencia, superaciuón, humildad, sentido de pertenencia, aptitud y finalmente actitud.

El único AMOR en el que yo creo vale para todos los ámbitos de la vida, incluso para el trabajo.

Un abrazo.


lunes, 5 de diciembre de 2011

En el presente: ¿Ego o Aprendizaje?

En numerosas ocasiones dudamos de nosotros mismos en el momento de afrontar un reto, nos ponemos en entredicho sin que nadie nos lo pida y sin justificación algúna, somos nuestros peores jueces y ejercemos una fiscalía francamente hostil cuando hacemos ejercicios de “auto evaluación” tras muchas de las acciones emprendidas para alcanzar una meta... y total, para qué... ¿para torpedearnos a nosotros mismos?

Aprender “a base de golpes”, cosa que hacemos de forma “accidental” como consecuencia de un error una y otra vez, puede convertirse a la larga en un catálogo de complejos e inseguridades con consecuencias funestas para la autoestima de cada uno. También puede tornarse en una gran oportunidad de crecimiento sobre la base de la humildad que, compañera de una sana autoestima, nos permitirá obtener un aprendizaje como consecuencia de la apertura desplegada. Cuando aprendemos, acertamos; cuando nos mantenemos cerrados al aprendizaje es cuando más erramos. Para aprender, lo importante es aferrarse al presente, conectarnos al aquí-y-ahora…

Cuando te agobie algo por haber errado o por estar en un aprendizaje intenso, recuerda esto:

“Yo soy el ahora en esencia, no soy lo que pasa, soy el espacio donde todo pasa. Esa es mi identidad real” (Ekhart Tolle)

“¿Qué es lo real? Lo real es el cosmos y tu relación con él. Distinguir esa relación y trabajarla es el viaje en el que te encuentras” (Dr. Harry Morgan Moses)

Cualquier error o fallo, pertenece al pasado. Suelta tu pasado, libérate de esa atadura, no eres lo que erraste ni el ego que te impide aprender de aquello, eres quien eres haciendo lo que haces y con un mundo nuevo de aprendizajes por llegar: “Eres una posibilidad continua de ser” (Mario Alonso Puig) …así que agradece haber dejado atrás esa situación y abraza la oportunidad de crear un nuevo escenario cada día para lograr un aprendizaje a tu propia medida, en el presente, sin egos encadenados al pasado o al futuro (No me perdono ese fallo -del pasado-, ni me permito repetir el fallo -en el futuro-).

Empieza por agradecer todo lo que te pasa en la vida y pregúntale a tu ego lo siguiente: ¿Ego, para qué me haces sentirme tan mal ante un error, qué quieres conseguir con ello?, luego pregúntate a ti mismo/a ¿qué aprendizajes te ofrece esta situación por la que estas pasando? Todo esto hazlo en silencio, en intima conexión contigo mismo/a. Confío en que puedas encontrar respuestas. Estoy convencido que muy pronto lograrás lo que más te conviene para tu bienestar… de hecho, ya estás dando pasos.

Por mi parte, sólo añadir una frase que se me vino a la cabeza hace cuatro años y que es una llave que abre un poco nuestra mente: “En el presente absoluto, siempre todo sucede por primera vez” (Borja M.B.) …y por eso está permitido equivocarse, ya que tu histórico es irrelevante y así nada te condiciona, y tu futuro es intangible y mil circunstancias que se escapan de tu control pueden afectarle.

Un abrazo.

domingo, 4 de diciembre de 2011

¿Escuchas a tu cuerpo?, ¿Qué te dice?

Está demostrado científicamente que muchas de las enfermedades que padece el “ser humano civilizado” son la expresión del cuerpo diciendo lo que nosotros mismos nos empeñamos en ignorar de nosotros mismos. Cuando “no hay peor sordo que el que no quiere oír”, el cuerpo grita lo que en nuestro interior callamos y consciente o inconscientemente nos negamos a escuchar.
Hace poco, una buena amiga mía me envió por mail algo que ahora comparto con vosotros. A ella se lo envió alguien y a ese alguien, otro alguien. Al final con buen criterio y mejor inspiración en la redacción, creo que recoge mucha sabiduría.

Dice así:
La enfermedad es un conflicto entre la personalidad y el alma.
-      Muchas veces, el resfriado chorrea cuando el cuerpo es incapaz de llorar.
-      El dolor de garganta ahoga cuando es imposible comunicar las aflicciones.
-      El estómago arde cuando las rabias se quedan retenidas.
-      La diabetes invade cuando la soledad duele y falta dulzura en nuestra vida.
-      El cuerpo engorda cuando la insatisfacción crece y las emociones contenidas se acumulan.
-      El dolor de cabeza aprieta y deprime cuando las dudas aumentan y estas se agarran a pensamientos negativos.
-      El corazón afloja el ritmo cuando el sentido de la vida parece terminar y el pecho cruje cuando el orgullo esclaviza.
-      La presión arterial sube cuando el miedo aprisiona y el control nos obsesiona.
-      Las neurosis paralizan cuando el niño interior tiraniza.
-      La fiebre calienta cuando las defensas reconstruyen las dinamitadas fronteras de la inmunidad.
-      Las rodillas duelen cuando tu orgullo no se doblega.
-      El cáncer mata cuando te cansas de "vivir"… y vives sólo cuando decides amar a fondo todo lo que te sucede (a ti mismo y a los demás).

…y yo pregunto...

Y tus dolores callados ¿qué te dicen a través de tu cuerpo?

Desde mi punto de vista, creo que es muy difícil encontrar una persona positiva y equilibrada mentalmente que tenga permanentes dolores de cabeza como los que padece el triste, pesimista y victimista; es extraño encontrar una persona con úlcera y que a la vez esté a gusto con su momento vital, lo más seguro es que esté en rebeldía absoluta contra alguien o algo; qué raro es dar con alguien que viviendo con alegría tenga problemas de hipertensión, sin embargo es fácil encontrar gente con resentimiento y problemas de “corazón” yendo al cardiólogo; o alguien que tenga dolores de espalda y lleve una vida liviana de preocupaciones y cargas; también están aquellos a quienes les “pesa” algún tipo de carga de conciencia y tienen problemas de espalda.

Aunque hay excepciones que confirman la regla, es excepcional alguien que teniendo claro lo que quiere en su vida a nivel interno y profundo, tenga mala salud y el cuerpo vaya en contra de su deseo vital intimo; más bien todo lo contrario.

Los complejos, los miedos, las inseguridades, las desconfianzas, las bajas autoestimas, el abandono interior y los nervios se somatizan y dan paso a un cuerpo que grita con dolores de cuello, de espalda, de estómago, con catarros, infecciones, apendicitis, úlceras, estreñimientos, ronqueras, hipertensiones, dermatitis y un largo etcétera.

El final del texto que me envió mi amiga, dice así:

La enfermedad no es mala, te avisa que te estás equivocando de camino. Recuerda que “El camino a la felicidad no es recto”. Existen curvas llamadas equivocaciones, existen semáforos llamados amigos, luces de precaución llamadas familia, y todo se logra si tienes una rueda de repuesto llamada decisión, un potente motor llamado amor, un buen seguro llamado fe y abundante combustible llamado paciencia.

…y añado de nuevo…

Hace tiempo me prescribí el siguiente tratamiento que aún hoy cumplo escrupulosamente.

Prométete amarte a ti mismo y todo lo que la vida conlleva, ya sea favorable o adverso. Ábrete a aprendizajes, búscalos en cada cosa que te suceda, permítete un error, o dos, o tres y ríete de ti, piensa que es una oportunidad única para aparcar el “ego” y ver tu mejor lado humano. Agradece cada día y con él la posibilidad de hacer algo nuevo, es tu gran oportunidad diaria. Sé consciente de que muchos desearían tu vida y a veces la malgastas. Ayuda al que lo pasa mal y comparte algo sencillo con quién está bien; a los dos, míralos a los ojos con una mirada limpia. Ofrece tu mejor sonrisa cuando quieras recibir sonrisas, de lo contrario recibirás caras largas y malos modos. Si algo te cuesta y necesitas ayuda, pídela transmitiendo esa confianza que tú necesitas para acometer esa tarea que desconoces. Deja de quejarte de la situación y de verla como un problema, recuerda que si estas en ella eres parte del problema y por ello también eres parte de la solución. Y lo más importante, si algo te sale mal, en vez de culpabilizarte y auto flajelarte, perdónatelo y date el espacio para ofrecer tu mejor versión. Tu propio Amor a ti mismo te sanará y te sacará adelante.

Y ahora, para terminar, me gustaría hacerte una pregunta ¿qué tratamiento vas a prescribirte?

Un abrazo.