miércoles, 3 de agosto de 2011

¿Eres Positivo o No-Negativo?

El filósofo hindú Svami Prajnanpad, decía: “Eres el producto de tu entorno. Por eso no puedes ver nada que esté fuera de tus costumbres y de las convenciones sociales de que te has impregnado. Si quieres ver más allá, libérate antes de tu manera habitual de interpretar los hechos”. Pues bien, este es el primer paso para tomar conciencia de que podemos desarrollar un pensamiento positivo que nos permita ver el contexto desde otra perspectiva más posibilista y positiva.

Por suerte o por desgracia –depende de cómo lo veas- vivimos en una sociedad desarrollada inteligente pero que arrastra un gran lastre: la negatividad y el pesimismo actitudinal. Sin darnos cuenta nos hemos convertido en cómplices de “lo mal que está la cosa” por la manera en que encaramos los retos y las circunstancias que nos rodean. Ya nos hemos acostumbrado a escuchar y repetir incansablemente: “como la cosa no cambie, mal vamos”. Además, nos hacemos una y otra vez la misma pregunta: ¿Cuándo va a cambiar “la cosa”? Lo peligroso es que se nos olvida cuestionarnos lo más importante: ¿quién es “la cosa”? La respuesta es sencilla y escalofriante: todos y cada uno de nosotros somos “la cosa” y hacemos que “la cosa” esté siendo como está siendo. También hablamos de la cosa como algo ajeno que nada tiene que ver con nosotros.

Un estudio llevado a cabo por Randstad y publicado por Cinco Días pone de manifiesto que el 83% de los trabajadores valora como muy importante el ambiente de trabajo; también evidencia que un empleado motivado y con actitud positiva rinde un 87% más. ¿Qué tiene esto que ver con el pensamiento y la actitud positiva?

Desde que somos pequeños vamos creciendo y construyendo nuestro modelo mental de forma inconsciente. Lo hacemos sobre la base de la educación recibida, ciertos mensajes aprendidos, experiencias adquiridas, y todo ello en contextos variados (familia, amigos, colegio, universidad, trabajo, etc). Estos inputs nos han adulterado la manera fresca y espontánea de entender y relacionarnos con lo que sucede (la palabra adulto viene de adulterado). “Esto que te digo es la realidad”, es una afirmación que nos han martilleado infinitas veces hasta que la hemos aceptado por agotamiento. “La realidad” es simplemente el consenso de las creencias colectivas, nada más. Tristemente, y por lo general, nos imponen una sola manera de interpretar las cosas, y en la mayoría de los casos en clave negativa y pesimista. Es terrible, pero funcionamos con un modelo mental que parte de creencias limitantes y de una “mala educación” para interpretar los hechos.

Dejando al margen el autoengaño –sistema de defensa empleado por muchos-, debemos reconocer que vivimos en la cultura del “no”. Un NO limitante, generador de desconfianza y que torpedea la autoestima individual y colectiva. Un caldo de cultivo perfecto para el desasosiego, ya que debilita nuestro profundo y natural sentimiento de que “somos capaces”. Nos expresamos desde un modelo mental “no-negativo” en vez de hacerlo desde un modelo mental “positivo”. Queremos decir “ve despacio” y sin embargo decimos “no corras”; queremos decir “hazlo bien” y decimos “no te equivoques”; queremos decir “faltó poco para llegar a objetivos” y decimos “no hemos llegado a objetivos”; queremos decir “tengo otro punto de vista” y decimos “no estoy de acuerdo”; queremos decir “estoy de acuerdo” y decimos “no hay inconveniente”. Lo curioso de esto es que todos respondemos mejor cuando hablamos y nos hablan en positivo; lamentablemente estamos permanentemente hablando en no-negativo. ¡¡¡Qué paradójico!!!

Al hablar en “no-negativo” negamos tres veces en la misma verbalización. Por ejemplo, ante la expresión “No te equivoques”. A) “NO”: Negación dirigida a la persona y su autoestima. B) “TE EQUIVOQUES”. Pone el foco en la acción desaprobada, y C) Oculta la solución: “HAZLO BIEN”.
Ramón y Cajal decía que podemos esculpir nuestro cerebro, y creo que entiendo lo que quería decir. De esta manera, y haciendo una proyección al mundo profesional, hemos esculpido sólo un poco los cerebros de las personas que integran las empresas. Sólo hemos esculpido aspectos externos o habilidades (técnicas de negociación, técnicas de venta, gestión del tiempo, finanzas para no financieros, resolución de conflictos, presentaciones eficaces, etc…) y nos hemos olvidado del aspecto interno; esculpir, moldear y pulir la materia prima, la actitud y el pensamiento positivo asociado al ser humano y su manera “natural de ser”.

Tras las conferencias de pensamiento positivo que ofrezco, pido rellenen un cuestionario para obtener feedback. Una de las preguntas que hago es: ¿Crees que tu empresa presta atención a estos temas? En una escala de 1 (nada) a 5 (mucho), lo habitual es 1 ó 2. También pido que puntúen la utilidad de la conferencia taller y lo habitual es 4 ó 5. Y yo me pregunto: ¿En qué estamos pensando dentro del mundo de la empresa para estar así?

Un abrazo.