jueves, 28 de junio de 2012

Gratitud y Humildad

Hoy por hoy, la Gratitud es la menos practicada de las "disciplinas actitudinales" o virtudes humanas. Sí, la considero una "disciplina actitudinal", al igual que la Humildad (con "h" minúscula). Dos actitudes y comportamientos vituosos que nos engrandecen como personas y que deberíamos "entrenar" más a menudo y con mayor intensidad. Tristemente, las que practicamos en exceso y además de mala manera y con mal estilo son el “egoísmo” y el “esto me lo deben”.

Con este post, quiero hacer un sencillo, llano y humilde homenaje de gratitud a todas las personas que me regalan parte de su tiempo escuchando las conferencias que ofrezco, acudiendo a las formaciones que convoco o participando en cualquiera de las actividades que promuevo.

La GRATITUD es reconocer la generosidad de los demás. ¡Gracias por vuestros comentarios! Con vuestros mails y mensajes, me animáis a seguir ofreciéndoos lo mejor de mí mismo.

La HUMILDAD bien entendida, pasa por decir la verdad de uno mismo, tanto lo brillante como lo oscuro. En este sentido, con cada comentario vuestro que recibo, hago un esfuerzo en buscar en mi interior  algo que mejorar para ofreceros el beneficio de ese crecimiento.

Yo os quiero hacer un comentario que os regalo desde el corazón, con toda mi sinceridad: Os admiro, sois verdaderos héroes por estar día a día afrontando la adversidad, dedicando vuestro esfuerzo para seguir llevando aliento a vuestros compañeros, jefes, equipos, socios; a vuestras casas, parejas, mujeres, maridos, hijos, padres, hermanos, amigos. Vuestro trabajo es necesario, mucho. Yo sólo quiero manteneros con la “moral alta”, me he comprometido a ello, para que entre todos logremos salir delante de esta adversidad cuanto antes. Lo necesitamos todos, nos lo merecemos

Ahora, comparto con vosotros lo que vosotros mismos me decís:

Conferencia: “Lo que de Verdad Importa en un Profesional-Persona”
  • Recibe mi más cariñosa felicitación por tu conferencia. Llenazo hasta la bandera, y nadie se movió hasta el final. Muchos lo desean y muy pocos lo consiguen como tú. Admirable. La razón que, desde mi punto de vista, hay detrás de todo ello, es que cuando comunicas lo haces desde el corazón, y eso no se puede aprender, ni se puede copiar, sale desde dentro de cada uno cuando existe, como es tu caso. Enhorabuena. Eres un ejemplo a imitar desde el interior de cada uno. Sigue así no cambies. Mantén el coraje de decir aquello que todos queremos oír, y que además nos gusta oír, pero que nos da miedo asumir, porque el cambio que propones no es un camino fácil. Tu labor es dura, pero no por ello menos gratificante. Con que hayas conseguido que solo uno o una de los asistentes a tu conferencia de ayer tarde, se haya puesto las pilas para ser mejor persona desde hoy mismo, ya habrá merecido la pena la conferencia. (Guillermo Sebastián – Coach Ejecutivo y miembro de AECOP)
  • Querido Borja: Gracias. Empiezo así porque las palabras que transmitiste ayer con tanto cariño me han llegado al corazón y han despertado en mi algo que estaba dormido desde hace tiempo y gracias a Dios seguía latiendo en mí. Hace unos meses que me hago esta pregunta, ¿qué estoy haciendo en este mundo? Cada día tienen lugar conversaciones, encuentros, sensaciones, pensamientos, cada palabra que emitías me recordaba esta pregunta, una y otra vez… lo supe cuando explicaste el pensar, sentir, decir y hacer de cada persona… ahí me encontré conmigo misma. Sentí un escalofrío tremendo cuando escuché las palabras integridad, ruptura interior, paz interior,… nos invitaste a hacer una reflexión sincera con uno mismo, casi una Confesión. Esta mañana, cuando ha sonado el despertador, una sonrisa automática se ha mostrado en mí, ahí estaba pegado en la mesilla el corazón que me ha recordado las ganas que tenía de ir a la oficina, sería mi carta de presentación. He llegado antes de tiempo porque tenía tantas ganas de leer tu blog, y para más suerte encontrar el primer artículo y leer las que fueron ayer tus palabras. Esto me ha ayudado, no sabía muy bien cómo transmitir todo lo que ayer me hiciste recordar y sentir, así que lo he compartido con mi compañera y lo hemos leído juntas. Me ha dicho: ¡Esto hay que entregárselo a todos!, y se le ha ocurrido ponerlo en el tablón del "office", ha pinchado tu artículo en el corcho. Ha pasado un rato y he ido al baño, en el espejo he visto el corazón pegado en mi vestido, seguía sin saber explicar su significado, y se me ha ocurrido pegarlo en el artículo. El corazón llama la atención, espero y deseo que mientras que alguna persona necesite un "break", mire el corazón y se anime a leer el artículo para encontrarse consigo mismo, hoy he visto más de una mirada de amor salir del cafetín. De nuevo, gracias Borja, este camino seguro que nos conducirá a la luz. (I.T.S – Sector Utilities)
  • Asistí a la conferencia sobre el AMOR en la empresa y quedé absolutamente impresionado sobre como plasmaste lo que todos pensamos y no hacemos. (Alberto Rodriguez – Auriga)
  • Gracias una vez más por la charla de ayer. A pesar del calor y de la cierta incomodidad de la sala, el fondo de lo tratado compensó de sobra. Enhorabuena. (José Ignacio Caballero – El Corte Inglés)
  • Excelente... tan clara, tan humana y contundente, nos "tocó" a cada uno de loq que allí estuvimos. Gracias Borja, multiplicaremos tus palabras en nuestro entorno familiar y laboral. Gracias AIP -Asociación Impulso Profesional-, llevaremos el "corazoncito" para recordar y no olvidar (Janet Gaby Castaño)
  • Creo que hiciste una presentación muy estimulante para la audiencia, con una exposición nítida de unos valores en los que los que estábamos allí, creíamos. (…) tu convencimiento y la humildad con que hiciste tu exposición (...) te felicito porque no solamente das una conferencia, sino que lo que realmente haces es dar un testimonio, lo que es mucho más importante. (Angel Moraleda – Coach y Consultor)
  • (…) has estado fenomenal. He salido con más energía y ganas de "ser bueno"; pues a pesar de que desconozco el mundo empresarial decías cosas que creo que son POLIVALENTES a todas las profesiones. (José Vicente – Guardia Real)
  • (…) tienes mucha fuerza interior, emites mucha luz, brillas, muestras perfectamente el camino, tu contenido está muy bien estructurado, y tu toque de humor te da la pincelada de genialidad que hace que tu charla sea absolutamente distendida y muy ligera. No empachas, justo al contrario y consigues que el oyente esté pendiente de ti. Llegas directamente al corazón. Transmites con mucha pasión y como ponente te haces querer, lo cual es muy coherente con tu discurso. (Nuria Iglesias Alsina - Emprendedora)
  • ¡Quiero felicitarte por tu ponencia que nos tocó, creo a todos!  Mi marido me expresó que le llegó tu mensaje, le sirvió en su  propia vivencia profesional y puedo decirte que es muy exigente. ¡Gracias Borja por tocar nuestros corazones y despertarlos! (Sara Cobos – Fundadora de AECOFAM)
  • Fue un placer conocerte, disfrutar de tu magnífica presencia y ponencia. Me alegra mucho saber que alguien como tú, que está en un gran nivel de ejercicio profesional de coaching, lo hace desde el corazón y el amor... lo malo habría sido lo contrario. Así que de verdad me alegro por ti, por tus clientes y por el mundo... es necesario que vayamos todos por ahí. (Alejandro de la Vega – Empresario)
  • Quería darte las gracias, (…) para mí ha sido de lo más valioso y auténtico que he escuchado en el encuentro. Quizás porque para mí la autenticidad es un valor que aprecio. Me he sentido muy cerca de tu visión del coaching centrado en la persona del profesional, su integridad y trabajo personal. Yo también soy creyente y católica practicante,  y para mi la persona es terreno sagrado, hay que descalzarse antes de pisar en él, pues podemos ensuciar y hacer daño, creyendo que con unas herramientas y unos tests ya estamos preparados para colocarnos al lado de la persona que nos pide ayuda. (Susana Baño – Coach y Empresaria)
  • Mi madre, mi tía y mi prima, estuvieron este lunes en su conferencia sobre la necesidad del Amor en las empresas, hablando maravillas de la misma. He visitado su blog, y es interesantísimo. Quiero darle las gracias por tener la valentía de anunciar el Amor (…) el cual es tan grande que se adapta a todos los medios sociales humanos. También felicitarle por su trabajo (Cesar Sánchez Canencia – Estudiante)
  • Me ha impactado lo sencillo, útil, aplicable y motivador que es el mensaje que nos has dado. Cuando los Directivos y los responsables de RRHH y Formación de las empresas, se den cuenta de lo necesario que es cuidar estos aspectos de la persona, estarán contribuyendo de verdad a fortalecer el valor de sus profesionales y lo que pueden hacer por sus empresas, sobretodo en un momento tan complicado como el que atravesamos. ¡Hacen falta más como tú! ¡Enhorabuena por tu trabajo!” – (Abel Gibert Espinagosa - Socio de Seeliger y Conde AMROP)
Vosotros y otros muchos como vosotros sois la razón de mi esfuerzo. Yo soy el que os da las gracias, de corazón, con humildad y profunda gratitud, por vuestro tiempo y atención.
Ya sabéis dónde me tenéis. Un abrazo lleno de afecto.


miércoles, 20 de junio de 2012

El AMOR es necesario en los profesionales de empresa

Para abordar este tema, lo primero que quiero es invitarte a que cuando leas este artículo dejes al margen cualquier tipo de interpretación romántica de la palabra y abras tu mente a una nueva perspectiva, más profunda, constructiva y posibilista en las relaciones con las personas que conforman tu día a día profesional. A partir de ahora, cuando hablemos de amor y/o de amar, lo haremos teniendo en cuenta la definición que hace Jorge Bucay en su libro “Cuentos Para Pensar” y que dice así: “Amor: La desinteresada tarea de generar espacio para que el otro sea el que es” –y añado- desde el pulcro respeto hacia uno mismo y el “legítimo otro”, todo ello desde la madura responsabilidad, la sobria rectitud y los valores universales por bandera.
Una definición que se sustenta, entre otros, sobre dos grandes elementos clave como son la aceptación del otro y la generosidad personal para ser flexible y permitir y favorecer espacios que fomentan que esos “legítimos otros” se desenvuelvan sin miedos, algo que requiere de una gran capacidad de comprensión.

Estamos llamados, como jefes, directivos, compañeros o colegas profesionales a generar el espacio para que nuestros colaboradores puedan ser quiénes son y se atrevan a mostrar todas sus cualidades y todas sus posibilidades, tanto en lo que a habilidades y capacidades, como en lo que a aspectos de mejora individual y “sombras” se refiere, y ello -casi- sin esperar nada a cambio. Sólo cuando generemos dicho espacio, cualquiera de nosotros –profesionales todos- lograremos que otros compañeros o colegas se atrevan a mostrarse con lo que traen y, en dichos contextos, lejos de juzgar o ser juzgados y etiquetar o ser etiquetados, se sientan y nos sintamos respetados, y se atrevan  y nos atrevamos todos a pedir ayuda para mejorar y seguir mostrando nuestros brillos.
Cuando amamos a nuestros compañeros y les vemos como “legítimos otros”, y ellos nos ven y tratan de igual manera, surge la admiración mutua que nos conduce a todos al aprendizaje continuado desde el talento y la creatividad compartida. Es así cuando el equipo en el que estamos integrados adquiere sentido de existencia y sus miembros encontramos un espacio de crecimiento y verdadero desarrollo personal y profesional en la organización, que está formada por personas que ofrecemos a otros integrantes la reciprocidad de disfrutar el sentido de pertenencia.

Las personas que damos vida a las empresas, debemos estar en permanente apoyo y respaldo del aprendizaje y crecimiento de nuestros compañeros, algo que nos retornará como un generoso y positivo boomerang tarde o temprano. Fomentar el desarrollo de nuestros colegas para aprender con ellos y de ellos, se convierte entonces en una herramienta clave de incremento de calidad con beneficio en lo profesional. Cuando yo favorezco el crecimiento y desarrollo profundo de un compañero, otro favorecerá mi crecimiento y mi desarrollo profundo y, con esta mejora recíproca entre compañeros, generamos entre todos un bienestar que redunda en un ambiente de trabajo positivo en el que todos rendimos más, haciendo de nuestras empresas –esas que nos pagan las nóminas- organizaciones sanas, fuertes, competitivas e innovadoras.
Esto tan apetecible y fácil de comprender, queda pulverizado en la realidad por una variedad de individualismos, “yoismos”, irresponsabilidades, inseguridades, egolatrías, revanchas, resentimientos, envidias, celos, miedos, complejos, “no es mi problema”, luchas de poder y codazos, todos ellos encaminados a conservar o llegar antes que el de al lado a un “status” intangible considerado por todos como “éxito”.

¿Es “éxito” lograr un objetivo forzando tu equipo hasta el despido interior, liderándole desde la incomprensión, la media-información, el apropiamiento de trabajo ajeno o la actitud dominante y la imposición?, ¿es “éxito” zancadillear a compañeros con quirúrgica sutilidad para lograr una medalla, evitar un despido o hacerse con una promoción?, ¿es “éxito” boicotear un liderazgo sólo porque tenemos otro punto de vista y fuimos ninguneados desde otro ego mayor que el nuestro en algún momento de nuestro pasado? Para mí, esto, lejos de ser “éxito” es el más estrepitoso de los fracasos, fruto del miedo; lo contrario al amor. Entiendo que esto quedaría reducido a mínimos si la honestidad individual y la humildad bien entendida –que pasa por reconocer y decir la verdad de uno mismo, tanto en lo bueno como en lo menos bueno- la tuviéramos más interiorizada, nosotros, los que trabajamos en las oficinas del mundo.
Cuando incorporemos en nuestras vidas profesionales la capacidad de amar con sano y pulcro respeto hacia todos nuestros compañeros, comulguemos con ellos o no, tomando conciencia de nuestras perspectivas y comprendiendo las suyas –sin necesidad de compartirlas-, cuando tomemos conciencia de que nuestras acciones y actitudes impactan en ellos (para bien y para mal), cuando nos mostremos transparentes y honestos en la puesta en juego de nuestras capacidades y habilidades, cuando asumamos la responsabilidad individual de nuestras conductas y seamos limpios de intención en cada una de las interrelaciones personales que tenemos, cuando nos mostremos ante los demás sin dobleces ni manipulaciones o agendas ocultas, será cuando estaremos “arreglando” de verdad el destrozo existente.

Es habitual que, ante la elección de hacer el bien dentro del equipo contribuyendo a su fortalecimiento y fomentando un espacio de desarrollo desde la individual ejemplaridad con nuestro amor por los demás -en el que buscamos el bienestar emocional del otro-  o exponernos a ser arrollados por frías ambiciones y, por ello, entrar en defensa con ataques antes de que nada suceda o de que cualquier amenaza llegue a ser real, tendemos a escoger la segunda opción, logrando ambientes de trabajo tóxicos, bloqueantes y generadores de un terrible desgaste emocional.
Abundando en esto, traigo a colación un adagio que reza así, «El bien no hace ruido; el ruido no hace bien», y es que esto que defiendo pasa por iniciar ya la mejora individual y nuestra aportación de esa mejora al equipo. Lo que acaba sucediendo es que nos decidimos por dejarla para más adelante porque ahora no encaja con los propios planes personales, ya que es más “importante” alimentar el ego, la ambición, el “sálvese quien pueda” o el “yo primero” por encima del “nosotros importamos”, “nos necesitamos unos a otros”, “contribuyo a que mi equipo y todos en él estemos mejor” o “entre todos lo estamos consiguiendo”. La falta de amor en este sentido genera “ruido”, mucho, y esto nunca podrá generar bien, ni en la persona, ni en el equipo, ni en el departamento y, por supuesto, ni que decir, en ninguna organización que se precie.

Lo grave, a mi juicio, es que esta actitud y forma de desenvolvernos que desplegamos dentro de nuestros ámbitos de trabajo, nos ha llevado al caos. ¿Qué quiero decir con esto? Pues que todos y cada uno de nosotros somos responsables de “lo mal que está la cosa”. La siguiente idea lo explica con claridad cristalina: Las personas fueron creadas para ser amadas y las cosas fueron creadas para ser utilizadas, y sin embargo, estamos amando las cosas (despacho, coche, bonus, beneficios sociales, promociones, etc) y estamos utilizando a las personas (compañeros, jefes, subordinados, colaboradores) para alcanzar nuestros “egoístas” objetivos. Lo vergonzoso es que todos nos quejamos y muy pocos hacemos algo por modificarlo. ¡Menudo coste humano de no calidad humana!
Todos y cada uno de nosotros, nos pasamos la vida racaneando nuestra capacidad de amar, y lo que hacemos es contribuir a que “la cosa” empeore. Asume que cada uno de nosotros somos “cosa” y juntos damos sentido de existencia a “la cosa” de la que tanto nos quejamos. ¡Tengámoslo presente, somos responsables de este caos!

El amor en el trabajo, se den las circunstancias empresariales que se den y estemos en el contexto económico en el que estemos, da igual, nos permite traer a la superficie y mostrar aspectos de nosotros mismos que seguro sorprenden para bien a nuestros compañeros, además de que genera en nosotros mismos un espacio individual desde el que podemos responder a los acontecimientos de una forma más útil y valiosa para todos, abriendo un nuevo camino hacia la mejora de “la cosa” –de la cual somos miembros titulares-. La “cosa” va a mejorar cuando cada uno de nosotros mejore en amor y actitud hacia los demás dentro del ámbito profesional. Desde ahí, podremos exportarlo con satisfacción a nuestras casas, transportándolo debajo de nuestra propia piel y desde ahí vertiéndola en nuestras familias y luego desbordándolo a la sociedad de la que formamos parte y de la que tanto nos quejamos. Ya basta de “dobles personalidades”, la del trabajo y la del ámbito particular. Seamos honestos y coherentes con nosotros mismos y amémonos con todo lo que traemos, lo bello y lo oscuro, y desde ahí, comencemos ya con nuestros compañeros y equipos, los de la empresa, donde nos pasamos dos tercios de nuestra vida.
Que yo sepa, las empresas que tienen mejor clima laboral o tienen la vitola de “Best Place to Work” están formadas por personas que aman y cuidan a sus compañeros desde la madurez de desempeñar con amor las responsabilidades de su puesto de trabajo; están orgullosos de “ser” de esa empresa, en vez de “tener” un trabajo en esa empresa.

El amor del que hablo, va a entrar en las empresas cuando personas como tú y como yo nos decidamos a fomentarlo sin pausa y con cierta premura. Nadie lo va a hacer por ti y si esperas que otros comiencen primero para luego comenzar tú, confío en que esos otros no esperen lo mismo de ti, porque si no, apañados vamos.

Un abrazo.

P.S: Te recomiendo leer también: www.borjacoach.blogspot.com.es/2012/08/si-la-virtuosa-actitud-del-amor-cabe-en.html