martes, 15 de julio de 2008

Trabajo en Equipo: triunfar o no triunfar

…he aquí la cuestión.
Lo que sabemos con razonable seguridad es que la mayoría de las empresas, entre las competencias clave de sus profesionales y empleados, piden la de “Trabajo en Equipo”. ¡Como si todo el mundo fuese capaz de ponerla encima de la mesa!

Imagina por un momento que en un proceso de selección o una reunión con tu jefe van y te preguntan: ¿sabes trabajar en equipo? …y desde los pies contestas un rotundo SÍ, creyendo saber que sabes lo que de verdad es trabajar en equipo. Y cuando llega el momento de lucirte, cuando toca remangarse y arrimar el hombro, resulta que algo falla y te das cuenta que en el fondo, no lo tienes tan claro.

En este vídeo tenemos un buen ejemplo de lo que es trabajar en equipo, queda muy explicito. Fíjate bien y al verlo, hazte permanentemente esta pregunta: ¿qué te llama la atención de cada uno de los cuatro miembros?




Para trabajar en equipo hacen falta infinidad de ingredientes que combinados en su justa medida, dan un resultado impresionante. Generosidad, humildad, aceptación, sentido de pertenencia, responsabilidad, compromiso, buen humor, asertividad, liderazgo, automotivación, complementariedad, diversidad, creatividad, debate, veracidad, transparencia, escucha, comunicación, valentía personal, capacidad de dar y recibir feedback …cada uno sabe y conoce bien lo que le corresponde hacer y además es consciente de rol que desempeña. Puedes ser el aglutinador, el decisor, el conciliador, el impulsor, el animador, el crítico, el gestor del tiempo, el reflexivo, el del humor …y así hasta el infinito. Todos aportamos riqueza a la despensa de las soluciones y por supuesto, todos somos generadores de unas normas internas que vertebran el equipo y le dotan de cultura propia.

¿Todo esto hay en un equipo? Sí, y además, existirá como tal en tanto el compromiso, la energía y el espíritu de sus miembros sea constructivo y tengan claro el objetivo común por el que esforzarse y mejorar.

Como dice Luis Carchak, hay que tener muy presente que “el éxito del equipo está por encima del brillo individual de sus integrantes”, es decir, lo que hagamos entre todos y gracias al esfuerzo de todos es más importante que los medallismos de algunos, …pero claro, el ego nos asalta una y otra vez ...¿cómo voy a renunciar a la oportunidad de tener mi minuto de gloria?. Piensa en una cosa: cuando aplauden a un coro, aplauden a todos sus integrantes, no sólo al bajo o a la soprano. Imagina un coro en el que uno de los integrantes, por puro ego, quisiera destacar por encima del resto, ¿que pasaría?


Cuando trabajamos en equipo, cada uno cumple con la tarea asignada y además da un poco más de sí mismo poniéndose al servicio de sus compañeros, brindando su mejor disposición y energía …y para hacerlo, puede plantearse estas tres removedoras preguntas que nos hizo Leonardo Wolk (Coaching: El arte de soplar brasas y Coaching: El arte de soplar brasas en acción) en un vivencial al que asistí en noviembre de 2007:
- ¿Quién voy a ser dentro de este equipo?
- ¿Cuánta responsabilidad voy a asumir?
- ¿Cuánta victimización voy a dejar atrás?

En un equipo hay tres áreas de resultado: La Tarea, El Yo, y Las Relaciones Interpersonales, …y en éste ámbito te traslado otras tres preguntas que nos formuló Leo Wolk:
- ¿Cómo vamos a reaccionar ante los errores?
- ¿Cómo nos vamos a comunicar?
- ¿Cómo nos vamos a organizar?

A partir de aquí, reflexiona y empieza a construir tu equipo. ¡Seguro que triunfas!

domingo, 6 de julio de 2008

¿Qué es Coaching?

Es la disciplina en la que, por medio de un proceso conversacional, el “coach” asiste al “coachee” (cliente) a qué éste último desarrolle su máximo potencial y expanda su capacidad de acción efectiva.

Un coach, parte de la premisa que toda persona es plena, completa y tiene un talento por descubrir. Los coaches, nos convertimos en facilitadores de la labor de traer a la superficie el potencial latente y oculto de las personas, ese diamante en bruto que todos tenemos en nuestro interior y que sólo le falta la oportunidad de ser mostrado para brillar.

El proceso de coaching, por lo general, se desarrolla en sesiones conversacionales de hora y media, y puede llegar a durar de tres meses a varios años. En este tiempo, coach y coachee exploran las creencias de vida que éste último tiene y en qué medida le limitan o le impulsan para alcanzar la meta establecida o declarada, ya sea en el ámbito personal o profesional.
Con preguntas certeras, reformulaciones, parafraseos, interpretaciones y el compartir de sensaciones e intuiciones, el coach muestra en una acción de espejo o reflejo gran parte de la forma de ser, pensar, actuar, reaccionar y accionar que el coachee tiene ante la vida. En este contexto, el cliente tiene la gran oportunidad de “re-conocerse” (volver a conocerse), descubrir sus puntos de ceguera personal y con ello explorar su forma de desenvolverse desde un punto de vista más objetivo o simplemente distinto.

Este cambio de “observador” permite que el cliente se aproxime con otra perspectiva al problema, dificultad o reto al que se esté enfrentando. Einstein decía que, todo problema tiene una solución y si no encontramos la solución es que es un problema mal formulado; el cambio de observador nos permite reformular nuestro reto para encontrar su solución, solución que está en el propio problema.

A lo largo del proceso de acompañamiento, un coach, no juzga, no opina, no aconseja, no induce, su papel es más efectivo cuanto mayores habilidades tenga para abrir un abanico de posibilidades de actuación a su cliente, todo ello desde los pilares que sustentan toda relación: su capacidad de generar contexto, aceptación, generosidad, confianza, sinceridad y nivel de compromiso con la causa de su coachee, quien deberá en todo momento tomar independientemente sus propias decisiones en función de lo comprometido que esté con alcanzar su meta declarada. Quien establece el plan de acción es el coachee y sólo él.

Esta disciplina está contribuyendo significativamente a que equipos directivos y mandos intermedios y personas clave de empresas como Endesa, Repsol, Telefónica, BBVA, Banco Santander y otras muchas, puedan enfocar su potencial hacia el desempeño de su trabajo, alcanzando con ello resultados extraordinarios.

Lo cierto es que todas las empresas que han entrado en procesos de coaching han obtenido un retorno de doble cara. Por un lado el significativo incremento en motivación, cohesión, liderazgo, capacidad de trabajo en equipo y lealtad de los empleados y por otro la rentabilidad económica, llegando en algunos casos a multiplicar por siete los resultados de años anteriores.

El coste de un proceso de coaching puede variar bastante en función del nivel de experiencia de los coachees, su bagaje profesional, el nivel de formación que tengan, los objetivos a alcanzar por parte del cliente, la duración del proceso, y un largo etcétera. La otra inversión de la que pocos hablan es la del ingrediente fundamental: “el compromiso del cliente en el proceso”. Un proceso económico bien aprovechado y con fuerte compromiso por parte del protagonista se convierte en un multiplicador de la inversión, convirtiendo el proceso en algo tremendamente efectivo.

Los coaches, sólo invitamos la reflexión; la decisión de pasar a la acción, siempre es del “coachee” (cliente).

sábado, 5 de julio de 2008

Una vocación identificada muy a tiempo

Corría el año 1998 y ya notaba yo un gusanito que me recorria por dentro y que estaba relacionado con el desarrollo del potencial de las personas. En paralelo a mi trabajo "formal" tenía una participación en una empresa dedicada a la creación de programas de Outdoor Training, Motivación, Liderazgo y Trabajo en Equipo que me proporcionaba grandes dosis de energía para enfrentarme a "mi rutina profesional". Diseñabamos programas verdaderamente innovadores para empresas de mucha envergadura. Era un hobbie que me ponía las pilas y que además daba ingresos extras. Realizando esos programas para las empresas empecé a sentir mi vocacion.

Lo curioso es que, incluso bastante antes de tan mágnificas prácticas vocacionales, en todas las empresas por las que he pasado he puesto especial cuidado en estar pendiente de mis compañeros, quienes me decían: "¿por qué no te metes a psicólogo o algo parecido? ...es muy gratificante poder hablar contigo y que nos escuches, es increible como nos ayudas a mantener el nivel de motivación y rendimiento sobre todo cuando estamos pasando momentos difíciles (reorganizaciones, despidos, cambio de dirección, desmembramiento del equipo), siempre nos haces ver las cosas desde otro punto de vista" ...y yo, muy modesto contestaba: "lo hago para que estéis mejor, quiero veros mejor, valéis mucho ...y yo valgo más si estoy junto a vosotros. Si fuese posible vivir ayudando a las personas como os ayudo a vosotros, ya lo estaría haciendo" ...y resultó que el tiempo se ocupó del resto.

Era 2005 y la etapa de las grandes compañías en las que yo había estado trabajando llegaba a su fin después de un ERE, una incorporación prometedora a una inciativa empresarial y una salida forzada con decepción de una empresa con cuyo proyecto me sentí muy identificado y viví como propio. Me sentía exausto, fuera de juego a nivel profesional, necesitaba ayuda y me paré a reflexionar. Por aquellas fechas, una buena amiga mía me hablo del "coaching" y me dijo que me vendría muy bien pasar por un proceso para regenerarme ...lo mejor es que tiempo después, acabé certificado como Coach Ejecutivo y de Equipos Directivos.

Hoy por hoy, con aquello absolutamente superado, estoy muy agradecido de haber vivido aquellas experiencias tan amargas y la oportunidad que supusieron para mi y el comienzo del camino que me ha llevado a materializar la vocación que identifiqué a tiempo.