¿TU EMPRESA
ACCIONA EN POSITIVO O REACCIONA COMO PUEDE?
Tanto si eres empresario,
director, dueño de una Pyme o de una Empresa Familiar, es normal que estés preocupado y ocupado de obtener
beneficios, de mantener los niveles de rentabilidad, de idear estrategias de
mercado de inversión o desinversión o de vender más.
Eso es la finalidad de toda
empresa y de todo empresario: ganar dinero. En este artículo nos centraremos
en mostrarte una de las fórmulas que incrementará tus resultados, pero que
carece de connotación financiera alguna…
Hagamos una revisión de
cómo visualizas las cosas desde tu óptica empresarial. Cuando piensas cuánto más podrías venderle a un cliente
¿piensas en las personas que forman parte de la cadena de producción? Cuando
piensas cómo seducir al cliente para que elija tu producto en vez del de la
competencia ¿piensas en las personas que forman parte del staff comercial?
Incluso cuando piensas en la necesidad de crear o reciclar un producto
¿consideras a los creativos que llevan adelante este proceso? Cuando generas
ganancias ¿tienes en cuenta la responsabilidad y confidencialidad de quiénes
manejan tus inversiones?
Tal vez nunca lo hayas
visto desde esta perspectiva, pero imagínate, que si gracias a ellos obtienes
lo que obtienes, cuánto más podrías ganar si además sumas valor y haces brillar
las individualidades y a los equipos.
En efecto, las estadísticas
no me dejan mentir. Las personas motivadas rinden un 87% más que las
personas carentes de motivación. Y, además, el 83% de los profesionales valora
como imprescindible un buen ambiente de trabajo. Dos aspectos estrechamente
ligados al pensamiento positivo.
No obstante, y más allá de
las estadísticas, podría utilizar un ejercicio como viejo recurso situacional,
apelando a tu memoria emotiva. Recuerda las últimas reuniones con tus
responsables de área y jefes departamentales y trata de ser sincero contigo
mismo:
¿Con quién te
resulta agradable trabajar y con quién realmente se convierte todo en algo
tedioso?
1. El eterno ofuscado: el negativo, el que le ladra a cada una de tus ideas y
cree que cada cosa que dices es un artilugio innecesario que además le afectará
a él y a su equipo en primera persona (ombligo del mundo).
2. El optimista
incongruente: ese
que parece actuar desde una premeditada obsecuencia y asiente a todo, aún sin
que hayas terminado de plantear el desafío.
3. El indiferente en estado
puro: ese
que mientras está en la reunión entra en “stand by”, pues hará caso omiso a tus
propuestas y oídos sordos a tus objeciones y a las de los demás.
4. El crítico de la
crítica: aquel
que objetará todo (incluso las objeciones), pero del que nunca escucharás algo
constructivo, una iniciativa, o una idea cuanto menos, original. El “dígame de
que se trata, que me opongo”
5. El positivo congruente: ese que cuestiona para construir, aporta para mejorar,
genera espacio para escuchar a los demás, aplica la mirada desde la perspectiva
general (en vez de la particular) y sabe que existen posibilidades en cada
adversidad.
SI has optado por algunas de
las primeras cuatro opciones, entiendo que deberías replantearte en algún
momento tu manera de dirigir.
Si en cambio, coincides que
el positivo congruente es el compañero, colega y/o superior ideal, entonces
vamos por buen camino. El objetivo del ejercicio es hacerte reflexionar y
pensar sobre cuál es la mejor forma de llevar adelante un proyecto, cuánto más
y cuánto mejor es trabajar cuando las personas son cordiales, colaboran entre
sí, aportan ideas, se escuchan mutuamente, sugieren mejoras y en respuesta
reciben respeto, reconocimiento y feedback constructivo, todo ello desde una actitud
positiva.
¿Cuánto
puedes dar a las personas para mejorar cualitativa y cuantitivamente su
desempeño (y consecuentemente, el tuyo)?
BENEFICIOS
DEL ENTRENAMIENTO
DEL PENSAMIENTO POSITIVO EN LAS PERSONAS.
· Incrementar
la confianza en uno mismo. Soltar los miedos a equivocarse para acceder a
nuevos aprendizajes.
· Promover
la acción responsable. Abandonar la actitud derrotista y victimista.
· Reflexionar.
Reinterpretar la realidad y tomar conciencia de modelos negativos de
pensamiento.
· Redefinir
modelos mentales. “Limpiar” los vicios de pensamiento que se evidencian
inútiles.
· Abrir
la mente. Ampliar la perspectiva y experimentar.
·
Fomentar la humildad y la generosidad
para con los demás. Neutralizar la actitud egocéntrica.
Y
EN LOS EQUIPOS…
· Fomentar
equipos de trabajo saludables, equilibrados.
· Favorecer
la comunicación, la crítica constructiva y la discusión sobre la base del
respeto.
· Aumentar
los niveles de cooperación y colaboración.
· Crear
una atmósfera ganar-ganar altamente estimulante.
·
Expandir y contagiar, regar el
espíritu positivo.
Al finalizar los talleres en abierto,
solicito a los asistentes que puntúen en una escala del 1 al 5 el nivel de
utilidad y aplicabilidad de lo expuesto a su día a día profesional. El 90% de
las puntuaciones oscilan entre 4 y 5. También solicito a los asistentes que
puntúen del 1 al 5 si los responsables de sus empresas prestan atención a estos
temas, y en el 85% de los casos, las puntuaciones oscilan entre 1 y 2. La
conclusión final da que pensar: Los responsables de las empresas están
ignorando un tema que de ser abordado, sería aplicado de forma inmediata en el
día a día.
Plantearse estas
condiciones es ganar en calidad de gestión, clima laboral, mayor productividad
y en contar con personas más satisfechas en su desempeño y en su arte de pertenecer. Lo contrario es seguir
asumiendo un coste de “no-calidad” que, desde la actitud, imacta directamente
en la cuenta de resultados.
Tienes
que ser consciente de lo que están haciendo otros, aplaudir sus esfuerzos,
reconocer sus éxitos, y animarlos en sus actividades. Cuando nos ayudamos unos
a otros, todo el mundo gana. Jim Stovall