Después de escribir el artículo “El AMOR es necesario en las empresas”, en el que invitaba a la reflexión sobre si el AMOR -entendido como una
brillante actitud que, bien desarrollada y ofrecida a los demás, allana el
camino de la gestión de personas- tiene un espacio dentro del ámbito
profesional, solicité opiniones y puntos de vista al respecto, con la intención
de escribir un segundo artículo. Me han llegado numerosas opiniones que ahora
comparto en parte y que describen una realidad que afecta de lleno a las
personas que integramos lo que llamamos “empresas”.
Debemos partir de la obviedad de que las
personas somos los que damos vida a las organizaciones. Con este punto de
partida, el AMOR sólo entrará en las empresas cuando nos atrevamos a
comportarnos hacia nuestros compañeros y en nuestro quehacer diario con la más
noble de las actitudes, “cuando -como
dice mi colega coach Alejandro de la Vega-
entendamos el AMOR como un comportamiento o una virtud y no una emoción o
sentimiento”. Es decir, cuando todos
nos procuremos mutuamente espacios de seguridad emocional para que unos sean
quienes son y otros seamos quiénes somos, siempre con los valores como espina
dorsal, un recto respeto hacia el otro y la honestidad profunda de intenciones en
nuestros actos, algo que requiere, además de la capacidad de comprensión y de
la capacidad de perdón –a nuestros compañeros y a nosotros mismos-, de una sana
humildad alejada de egos.
Me llama la atención que de las muchas personas
que generosamente me han brindado su opinión, unos han solicitado absoluta
discreción con sus opiniones (aportando ideas y reflexiones) y otros que les
mantenga en el anonimato. Lo primero lo interpreto como un temor a ser identificados
o señalados por sus contextos profesionales y otros como una manera de decidir
con quién comparten un enfoque tan íntimo.
B.M.V., Dtor. de
Marketing del sector Banca, Madrid, dice: “Mi
reacción inmediata cuando he leído el título (¿Cabe el amor en las empresas?)
ha sido: “¡POR SUPUESTO QUE SÍ! Desde mi experiencia personal, decirte que yo
intento aplicar el AMOR en mi equipo, fomentando el desarrollo personal y
profesional de las personas que lo forman. Asimismo, intento evitar los “yoismos”
y egoísmos y crear un pequeño oasis de comprensión, generosidad y respeto
dentro de un mundo muy competitivo y agresivo.” Posteriormente, y en persona, me dice: “mi equipo está encantado con mi manera de llevarlos”.
I.R.R., Responsable de
Talento de una multinacional histórica de Gran Consumo, Madrid, dice: “El artículo habla por sí sólo, yo no puedo
estar más de acuerdo con la forma y con el fondo… La situación que estamos
viviendo hoy, es mucho más que una crisis financiera o económica (…) y creo que
hay muchas cosas que tienen que cambiar –en cada uno de nosotros- para que ésta sea en el futuro una sociedad
más libre, más justa y más solidaria… Creo en la frase de Gandhi “sé el cambio
que quieres ver en el mundo” (…). En la sociedad actual, suma más lo que tienes
que lo que eres, olvidándonos de que lo verdaderamente importante, nuestro más
valioso activo, es quiénes somos”.
Marisa Delgado, Gerente Comercial en una
empresa de Servicios de Marketing y Fidelización, Madrid, dice: Un SÍ rotundo al artículo (…). No sólo cabe
el AMOR en las empresas, sino que es necesario alimentarlo día a día para
eliminar los individualismos, la competitividad y los miedos, y por tanto,
podamos dar lo mejor de nosotros sin temor a ser "atacados". (…) Está
claro que, para que se convierta en una realidad, todos tenemos que aportar
nuestro granito de arena, ocupemos la posición que ocupemos. En muchas empresas
desgraciadamente se pierde mucho tiempo en atacar, defenderse y hacer la pelota
al jefe en lugar de fomentar un espacio de crecimiento donde admiremos -y no
envidiemos- las cualidades de nuestros compañeros, donde seamos capaces de
disfrutar trabajando en equipo, y donde puedan florecer sin barreras ni temores
la creatividad, la productividad y el talento (…) entornos de trabajo con un
excelente clima laboral, (…) eso les hace ser mucho más eficientes en su
trabajo: los mejores.”
Es evidente que, si bien nos creemos
conscientes de la necesidad que tenemos de AMOR, es con nuestros hábitos y comportamientos
carentes de amor como más en contra de nosotros mismos vamos, nosotros los que
conformamos las empresas; nosotros, que a la vez somos lectores, directores,
jefes, profesionales, padres, madres, amigos y hermanos. En definitiva, que de personas
como tú y como yo depende que el cambio que tanto “exigimos” dentro del mundo
de la empresa, se produzca. Aunque claro está, para que se produzca de verdad, primero
deberemos producirlo dentro de nosotros, ¿no crees?
Cuando un contexto –creado por todos, jefes
y compañeros- “reprime” un comportamiento tan virtuoso y tan esencial para el desarrollo humano, cuando
su manifestación de forma responsable y sensata hacia compañeros se hace
inviable, nos encontramos ante escenarios nocivos para las personas, hábitats
en los que cada vez nos cuesta más dar lo mejor de nosotros mismos, llegando incluso
al extremo de que nuestra salud entra en riesgo.
R.S. vinculada a una empresa familiar de
Levante, va más allá: (…)
¿Que podemos hacer? Me refiero a compañías enfermas justamente por este motivo,
por carecer absolutamente de amor; la causa no es otra que la ausencia de amor
en la dirección, adicción a la empresa por la empresa, indiferencia absoluta
hacia el estado de las personas que la forman.
(…) Hoy, a mis 39 años estoy fuera del día a día de la empresa (…)
gracias a mi Coach y a un infarto (…).
Miguel Angel Selles, que trabaja en una
multinacional como coach interno y también lo es externo, dice: “Sobretodo los compañeros se pisan para
ascender, y cuando uno asciende los demás no se lo perdonan. Lo machacan, lo
critican. No aceptan el éxito ajeno, ya no caes bien. Por no hablar de los
grupos que se forman según las "clases sociales" de la empresa.
Fulanito y menganito van juntos porque comparten el mismo aislamiento, o éxito,
etc… dentro de la empresa”.
J.M. Director de RRHH de una importante
Multinacional de consultoría TIC me envió un escueto y elocuente: “Te
hace reflexionar y plantearte muchas cosas.”
Ante estas respuestas, que son sólo un
botón de muestra, nos damos cuenta que al verdadero impulsor del desarrollo del
talento -el AMOR- aún le falta sitio entre los profesionales que hacen o
hacemos que las empresas existan.
Una ensalada de miedos, egos, afán de
poder, complejos, envidias e inseguridades nos llevan a obviar este tema o a
esquivarlo con una media sonrisa, incurriendo en una irresponsabilidad extrema
generadora de un enorme e inasumible “coste de no calidad profesional” que
repercute en el rendimiento, motivación y, en definitiva, en la salud de los
que somos empleados y/o empleadores y que trabajamos día a día por alcanzar
unos objetivos. Ni que decir tiene que todo esto acaba impactando en la cuenta
de resultados de una forma u otra tarde o temprano.
Lo realmente grave de esto es que, en la inmensa
mayoría de los casos, nos llevamos a casa, debajo de la piel, desconfianza, temores,
envidias, deseo de fracaso hacia nuestros compañeros y revanchismo, sin dejar
de lado el abatimiento emocional y el desgaste físico asociado. Algo que tiene
toda lógica si tenemos en cuenta que cualquier hábito se incorpora a base de
repetir comportamientos. Si repetimos comportamientos tan devastadores,
desarrollaremos hábitos devastadores que iremos proyectando en todas las esferas
de nuestras vidas.
Cuando caemos en una falta de amor en el
trato que nos dispensamos unos a otros en el día a día profesional, nos dividimos
en dos y dividimos en dos al otro: los seres que somos verdaderamente y los seres-sucedáneo
en que nos convertimos al ser despojados del amor, para “malvivir” –ni siquiera
sobrevivir- en un contexto hostilizado por las actitudes frías, falsas o con
“cara de poker” de unos y otros.
Nos rompemos por dentro en la convivencia, tiene
impacto en la educación que les damos a nuestros hijos y en la convivencia
doméstica, pues nos convertimos en ejemplo de malos hábitos, nos hiere en la
esencia de nuestra persona, nos denigra como seres humanos y nos hace más
difícil el día a día.
Otro elemento a tener en cuenta es lo que
dice I.R.R. quien señala que “hay más
interpretaciones del término, con lo que utilizarlo tal cual, por mucho que
hagas referencia a la definición –de Jorge Bucay-, puede crear confusión y una
barrera de entrada”. Lo acertado de este apunte es significativo. Si
hablamos de “Amor en la Empresa” puede llegar a ser interpretado en el sentido frívolo
de las infidelidades o de la rosácea vida del ligoteo entre compañeros dentro
de las organizaciones –tremendamente dañina, por cierto-. Simplificar y reducir
a “gominola” una virtud tan bella, pone de verdad en entredicho nuestras
escalas de valores como profesionales-persona.
Sin embargo, la pregunta que me asalta es
la siguiente: ¿Cuántos profesionales-persona como tú y como yo viven en un
autoengaño y adormecimiento tal que prefieren quedarse en la superficie de la
palabra AMOR en vez de adentrarse en las profundidades de tan magnífico y virtuoso
comportamiento-actitud hacia otros?
En mi labor como coach y durante las
sesiones que llevo a cabo con mis clientes, me encuentro de forma recurrente
con miedos bloqueantes, faltas de autoestima, faltas de autoconfianza,
inseguridad y complejos, y sensación interna de que “nada me llena en el trabajo”.
Una gran mayoría son esclavos del “qué dirán” y de un sinfín de angustias asociadas
al ego que podríamos resumir en una fuerte
necesidad de afecto y de ser comprendidos en su imperfección para poder crecer
y desarrollarse, y otros ni se atreven a hablar de ello por no ponerse en
evidencia ya que, aunque lo están pidiendo a voces, se lo niegan a sí mismos
porque queda fuera de las “reglas del juego” de lo “políticamente correcto”.
Sara Sánchez, trabaja en una firma de consultoría
y head hunting, y sostiene que “el tema
tratado es bastante complejo pues, efectivamente falta mucho AMOR en las
empresas, y así vamos… cada vez, y no solo en el ámbito laboral, las personas
somos más independientes y más cerrados al resto, hacia los que nos rodean…”
Por otro lado, Miguel Angel añade que “Debe existir el amor en las empresas. También se
ha de decir que hay rayos de luz en las empresas. (…) existen personas que
te apoyan en los momentos más delicados, que te respetan y tienen palabras de
ánimo cuando tienes un día malo. (…) deberíamos trabajar juntos (…) por encima
de egos, personalidades, etc… ya que solo así conseguiremos la excelencia y el
crecimiento de la empresa, visionando nuevos escenarios que lleven al éxito a
nuestras organizaciones”.
I.R.R. añade un poco más adelante, “Mi experiencia es que SÍ HAY Amor en las
empresas, no en cada rincón, ni en cada esquina, sino en algunas, a veces
muchas, personas que forman la empresa. (…) Me he encontrado casi de todo, pero
sobretodo me he encontrado buena gente, buenos compañeros, y buenos jefes.
Quizás he sido una afortunada, o me quedo con ver “la botella medio llena”,
pero hay mucha gente que nos muestra y comparte lo mejor de ellos mismos cada
día. También habrá otros entornos y personas que no lo hagan… las empresas son
una representación de la sociedad, y en ésta, también hay de todo, como en
botica.” Y continua: “Yo creo que lo bueno se contagia, y hay que
dar lo mejor de nosotros sin esperar nada a cambio. Si nos enfocamos en qué
podemos hacer nosotros para hacer del trabajo, de nuestra casa y de lo que nos
rodea, un lugar mejor para vivir, disfrutar, y trabajar, ya estaremos haciendo
bastante. Lo más importante es pensar: ¿qué puedo hacer yo? (…) cuando cada uno
–de nosotros- nos hagamos responsables de lo que está en nuestras manos para
hacer del entorno de trabajo, y de este mundo, un lugar mejor para trabajar y
vivir”, será cuando todo empiece a mejorar de verdad.

Juan Pablo II decía que “el AMOR es la búsqueda de la felicidad del
otro”. ¿Te imaginas que las personas que conforman tu empresa –incluido/a
tu- hicierais lo posible para haceros el día a día más fácil?, ¿te imaginas junto
a tus compañeros ayudándoos unos a otros a ser más positivos en vuestro
desempeño profesional y a lograr más aprendizajes unos de otros?, ¿te imaginas
a ti mismo velando por el bienestar
emocional de tus compañeros y ellos velando por el tuyo?, ¿te imaginas a tu
jefe ayudándote a mejorar para que el equipo del que formas parte disfrute y se
beneficie de tus de capacidades y con ello de tu mejor versión?, ¿te imaginas a
ti mismo ayudando a tu jefe a mejorar en algo que le cuesta y que va a
repercutir en vuestro bienestar como equipo pues así estaréis mejor liderados?,
¿te imaginas a todos agradeciendo con sinceridad el esfuerzo de unos y otros en
procuraros mutuamente un contexto más amigable para aprender mas y trabajar
mejor aún en contextos de adversidad como el actual?, ¿te imaginas que llevas ese
estilo de comportamiento profesional y esa sensación a tu casa y la compartes
con los tuyos, con los que más quieres y más te quieren?, ¿te imaginas su cara
de sorpresa y orgullo al saber que formas parte de una empresa que la formáis
personas con corazón y capacidad de AMAR, una empresa en la que os cuidáis unos
a otros, os ayudáis a crecer y a desarrollaros en beneficio recíproco?
Imagina por un momento que sólo en las
evaluaciones del desempeño por las que hemos pasado en más de una ocasión, o
las que vamos a realizar a nuestros equipos en el futuro, introducimos cinco
simples preguntas “innovadoras”. Imagina que estas preguntas las contestamos
desde la humilde honestidad individual y cara a cara con nuestros compañeros y
el resto de los miembros del departamento o equipo del que formamos parte para
obtener feedback para la mejora.
- ¿Cuánta actitud de bien has generado hacia tus compañeros / clientes /
proveedores?
- ¿Cuánta actitud de bien podrías haber generado y has dejado de generar
hacia tus compañeros / clientes / proveedores?
- ¿Qué has conseguido con tu actitud hacia tus compañeros / clientes /
proveedores?
- ¿Qué piensas de ti mismo por la actitud que has desplegado?
- ¿Qué has aprendido de tus compañeros?
¿Te imaginas que
los Directores Generales y los responsables de RRHH toman de verdad y en serio
esta “necesidad”? Te propongo que dejes de imaginar y comiences a ser valiente,
comienza a desarrollar comportamientos
virtuosos y ejemplares de AMOR hacia los que te rodean en el día a día. Si eres
parte del problema, eres parte de la solución.
Comienza a dar
AMOR en la empresa, lo necesitas. ¡Lo que es bueno para las personas, es bueno
para las empresas!